Chapter Two: Tricampeón francés.

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Después de haber dejado dormido a el neerlandés en su departamento, el francés bajo a la fiesta para seguir conviviendo. De nueva cuenta la pregunta de su esperado regreso a la máxima categoría del automovilismo lo atacó otra vez, esta vez viniendo del monegasco.

–¿Regresaras pronto a la fórmula uno?. –el monegasco cruzó sus brazos sobre su pecho y observó con atención a su mejor amigo –

–Probablemente sí. –contestó el francés ante la constante pregunta – Te seré sincero, ya no es como en dos mil trece y dos mil catorce. Los mecánicos ya no son como antes, las estrategias dejan mucho que desear... Y sobre todo, no tengo a mi otra mitad. –el francés bajo la mirada y suspiro melancólico – meditare la propuesta y si me convenzo serás el primero en saberlo –sonrió a su amigo y el contrario también –

–Claro, y ya sabes... Ferrari te esperará con los brazos abiertos si decides regresar. –el monegasco extendió sus brazos y abrazo a su mejor amigo –

–En algunos casos te pareces a Jules, era decidido cuando quería conseguir algo y testarudo cuando no lo conseguía – igual a ti. –Elic comentó cuando ambos se separaron – Bueno, te dejo. Tengo trabajo que hacer. –Charles asintió y con un apretón de manos se despidieron, cada uno tomo camino en dirección contraria –

El francés entró a su departamento siendo recibido por un aura relajante, miro con dirección a su cama y sonrió ante la imagen; el rubio dormía tranquilamente mientras se acomodaba mejor en su lugar.

Entró a su baño para sacar su cepillo dental y dirigirse a la habitación de huéspedes, no sin antes darle otra mirada al rubio.

Con su pijama puesto y listo para dormir entró en la cama con intención de descansar. Sin embargo; la imagen de hace unos minutos acaparaba por completo su mente. Se movió de lado a lado con la esperanza de conciliar el sueño, bastaron unos minutos para por fin quedarse dormido.


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El olor a comida recién cocinada acaparaba el aire del departamento, el rubio despertó y tardó unos segundos en darse cuenta que no estaba en su casa, mucho menos en su cama.

Unos golpes a la puerta y esta siendo abierta alertaron al Omega, dirigió su mirada a la causa de el ruido.

La imagen de el Alfa entrando a la habitación, con una bandeja en la que había un excelente desayuno para alguien en su estado se hizo presente. Cuando sus miradas coincidieron el pelinegro le dedicó una amable sonrisa. El rubio por su lado solo lo miro confundido.

–Buenos días ¿Descansaste bien?. –cuestionó el mayor mientras dejaba la bandeja a un lado del rubio –

–Buenos días. ¿Cómo llegué aquí? –el rubio miro apenado al mayor –

–Anoche te desmayaste, te traje aquí para que pudieras descansar. –el Alfa se sentó en una esquina, procurando darle su espacio al neerlandés –

–¿Me desmaye?. –el rubio oculto su rostro entre sus manos, la pena estaba consumiendo su ser –

–Si, pero... ¿Te sientes mejor? –el Alfa cuestionó con cuidado, sin querer molestar al piloto –

–Si, fue solo un mareo. Estoy bien. –respondió el rubio mientras tomaba un sorbo del jugo de naranja que había preparado el mayor –

𝐃𝐞𝐟𝐢𝐧𝐞 𝐥𝐚 𝐫𝐞𝐥𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 | Max Verstappen | Male reader |OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora