❆ 005. La estrella ❆

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Conrad no estaba agradecido de tener toda la atención sobre él

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Conrad no estaba agradecido de tener toda la atención sobre él. Después de su gran hazaña en el zoológico, con cada paso que daba se sentía observado, en la academia y fuera de ella.
Pensó que las únicas personas que no estuvieron contentas fue: Coryo y el decano Highbottom. Después de clase fue convocado a la oficina del decano, insistió en una represalia contra él y no pudo renegar. Creía que las palabras de la doctora Gaul eran suficientes para salvarlo, pero al parecer no.
Su respiración volvió a ser irregular y se detuvo, recargándose contra la puerta. Cerró sus ojos y respiró lentamente, tratando de calmar los desenfrenados latidos de su corazón. Se acarició el pecho antes de seguir su camino hasta el lugar donde Coryo lo esperaba, le sudaban las manos y sus pasos eran cada vez más lentos.

—¿Te amenazó con una expulsión?—Coryo estaba sentado en una banca con los brazos cruzados.

—No diría que fue una amenaza, me puso una sanción—sus manos se aferraron a la correa de su bolso—. Dijo que fui en contra del reglamento de la academia.

—Creí que la doctora Gaul te había defendido y después de las ideas que di, esperaba que todo estuviera bien—se levantó aún manteniendo sus brazos cruzados y su semblante molesto.

—Yo también—susurró—Lamento haber manchado tu expediente perfecto.

Coryo suspiró cansado y se acercó hasta él para abrazarlo por los hombros. Sí estuvo molesto, lo suficiente como para querer echarlo del cuarto que compartían, sin embargo, se resignó y aceptó las tonterías que su hermano hizo. Seguía diciéndose mentalmente que al final, con ese premio en las manos de su familia, todo valdría la pena. Se separó de él y caminaron juntos a casa.

Conrad se lamentó, miró entristecido la comida que guardó en su bolso para Lucy Gray. Posiblemente no podría pisar el zoológico de nuevo y no la vería hasta que los juegos comiencen.
Coryo se dio cuenta de su expresión y rodó los ojos.

—El zoológico abrirá a las nueve—Coryo estuvo investigando un poco en su ausencia junto a Clemencia Dovecote—. Podemos ir después del almuerzo de mañana. Estoy seguro que más personas se acercarán a los tributos… y podrás ver al pájaro cantor.

Los ojos de Conrad se iluminaron y sonrió ampliamente. Volvió a acercarse a él para aferrarse a sus hombros en un fraternal abrazo. Sacó el pañuelo con un par de sandwiches medio aplastados y se lo ofreció. Por supuesto, él lo aceptó y apaciguó el rugido de su estómago. Al menos la insípida sopa de Col no sería lo único que se llevaría a la boca en esa noche.

Coryo no estaba seguro por qué tanta emoción por volver a ver a la chica arcoíris. Temió que se hubiera encariñado con ella en tan poco tiempo, al final la vería caer en la arena de los juegos.

Los hermanos Snow salieron hacia el zoológico como lo acordaron la noche anterior. En casa, Conrad también había llamado la atención de Tigris y la abuelatriz por lo sucedido en esa jaula. La abuela estaba aterrada de lo que pudo haberle pasado y su prima solo le pidió tener más cuidado.

𝐒𝐍𝐎𝐖 𝐎𝐍 𝐓𝐇𝐄 𝐁𝐄𝐀𝐂𝐇  ❆ THG: the ballad of songbirds and snakesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora