Capitulo 23

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     Locked out of heaven| Bruno Mars
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Una hermosa marca estaba en su cuello.

Su felicidad llegaba hasta las nubes, pues la plenitud era completa por parte de ambos, los dos lo sentían a través del lazo recién hecho. El Omega se había desinhibido aún más después de aquella noche en Busán.

Hoy por hoy ya en Seúl, podía sentir y experimentar todo el deseo y amor que el alfa sentía por él. No había mentiras, no había verdades a medias, solo un Alfa y un Omega que habían encontrado su destino.

El Omega era testigo de los pensamientos subidos de tono que tenía Minho cada vez que lo veía caminar, cuando de forma pícara movía las caderas al andar, como lo observaba cuando vestía sus camisas que llegaban hasta sus muslos, o cuando usaba prendas que marcaban su pancita.

Uno de esos días iba a acusarlo de acoso sexual.

Pero él no era un santo, no señor. El Omega vivía en un tormentoso calvario pues las hormonas hacían añicos su interior.

Era un pequeño condensador de hormonas, que cada cierto tiempo debía liberarse, y la manera de hacerlo era mediante el sexo con el alfa.

Cada vez que lo veía que llegaba del trabajo al hogar que hoy compartían, cuando retiraba su saco y corbata, la forma en que desprende cada botón con sus bonitos dedos.

No era normal el deseo que sentía por el alfa. Eran las malditas hormonas. 

Era gracioso como ambos sabían lo que provocaban en el contrario.

La cordura del Omega se fue por el retrete cuando Minho giro sobre sus propios pies y mirándolo desde su lugar dirigió su mirada hacia él que estaba sobre la suave y lujosa cama que compartían, retirando el cinturon de su pantalón, con su camisa blanca y pulcra abierta, mostrando su trabajado abdomen, las miradas de lujuria por parte del alfa ponían de punta toda pequeña parte del cuerpo del Omega.

Minho podría declararse culpable de ser un adicto al sexo, pero solo con Jisung. Parecía que el embarazo lo había vuelto más necesitado de su cuerpo y sus caricias.

Y aunque el alfa no lo dijera en voz alta adoraba cada pequeño detalle del cuerpo de Jisung. Cada mohín, cada puchero, cada gesto y palabra. Un instinto de protección había nacido en él desde que conoció a Jisung, un instinto de necesidad de suplir cada necesidad, amarlo y respetarlo por lo que le resta de vida y encontrarse en la siguiente.

Unos días habían bastado para confirmar lo que su corazón y su lobo sentían, él era suyo.

Cada noche que pidió y hablo a la luna por encontrarse con su complemento había valido la pena, cada día que rogó por volver a encontrarlo lo hacía agradecer.

Desde ahora cada minuto de su futuro sería dedicado a él y a la familia que iban a formar, porque Lee Minho amaba ver a su Omega embarazado. Pueden llamarlo loco, pero era otro nivel de orgullo el que experimentaba cada vez que veía como las caderas del menor se ensanchaban, sus deseos que se había encargado de cumplir, sus llantos de felicidad al haber ido de compras por la ropa de su esperado cachorro. Las lágrimas que sintió al escoger una cuna, y aún faltaba más pues Minho quería mudarse y escoger una casa con un ampli jardín, dónde jugaría con su cachorro, dónde pasarían los fines de semana, dónde celebrarían cumpleaños, dónde formarían una hermosa familia.

En el lugar donde se encargaría de cuidar y mimar al Omega, protegerlo y principalmente, amarlo.

Pero está noche él viviría el momento, durante todo el día en el trabajo ansió ver a su lindo Omega, sobar su pancita y meterse entre sus piernas, besar sus carnosos labios, acariciarlo.

Talking To The Moon HYUNIN | MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora