Camino a la tranquilidad -COMPLETO-

Capítulo XI

¡Muy bien, hemos llegado al capítulo 11! Espero seguir el ritmo.

Nota: NO soy dueño de PJO o HOO. De lo contrario, no estaría subiendo esto aquí.

Capítulo XI

Otra semana pasó arrastrándose, rallando cada uno de sus nervios. El progreso fue tan tedioso como las semanas anteriores, con constantes luchas por la cobertura cada vez que un gran contingente de monstruos pasaba su ruta. Solo los habían involucrado en la batalla dos veces, y había sido casi desastroso en ambas ocasiones. Si no hubiera sido por algunos golpes de suerte, los semidioses no habrían sobrevivido. No hace falta decir que fueron aún más cautelosos de enfrentar más enemigos en el futuro previsible.

A medida que se aventuraron más profundamente en el desierto canadiense, la camaradería estaba en su punto más bajo. Fue solo la suave influencia de Tanya la que impidió que los campistas y cazadores estuvieran constantemente en la garganta del otro. En un día, ella había desactivado casi tres situaciones peligrosas de la escalada. Aún así, a pesar de que su papel era crucial para la búsqueda, eso no significaba que nunca se sintiera frustrada por las interminables disputas que sucedían a su alrededor.

"Es como si estuviera en una guardería rodeada de niños pequeños!" una vez se ventiló a Monaxiá, quien simplemente miró con un giro irónico a sus labios. "En el momento en que le doy la espalda es como si perdieran instantáneamente la paz que había para empezar."

"Bueno, son hijos de los olímpicos", bromeó Monaxiá. "Si crees que esto es malo, es mejor si nunca visitas la Sala del Trono en un día del consejo. Te llevarán por la pared tan rápido que ni siquiera te darás cuenta hasta que tu cabeza golpee el techo."

Tanya se estremeció ante la imagen mental, agradecida de que probablemente nunca tendría que presenciarla. "Aún así, siento que estoy siendo desgastado por todo esto. Sólo necesito una salida para ventilar de vez en cuando, ¿sabes?"

Su alegre estado de ánimo parecía evaporarse instantáneamente. "Oh, lo sé bien." Sus ojos obtuvieron una mirada lejana a ellos, como si estuviera recordando algún incidente del pasado. Poco sabía ella que estaba reviviendo breves destellos de las reuniones que él y Apolo tuvieron con Hermes y Hefesto en la sala del pub lúgubre pero reconfortante.

Parecía regresar lentamente al presente, sus ojos una vez más se enfocaron en ella. "Sabes, creo que podría tener justo la cosa." Arrastró su mochila hacia sí mismo, cavando dentro de sus profundidades. "Ah, aquí vamos", exclamó, sacando un libro encuadernado en cuero de bolsillo junto con un bolígrafo.

"Por lo general, es mejor compartir tus sentimientos con alguien que tienes cerca", aconsejó, "pero en este momento probablemente no tengas ni el tiempo ni la confianza para confiar en ninguno de nosotros. Lo siguiente mejor es escribir lo que sientes en un libro. No necesita seguir ninguna estructura ni nada, solo escriba lo que necesite para salir del cofre de la gira de la manera que prefiera. Confía en mí, ayuda."

Inicialmente había dudado si el libro habría sido de alguna ayuda, pero con el paso del tiempo comenzó a apreciar cuánto estrés podría aliviarse con una acción tan simple como escribir sus sentimientos. Con el tiempo, comenzó a sentirse más segura de sí misma por escrito, y comenzó a escribir más de sus pensamientos que al principio.

Su primera entrada fue el resultado de un día nublado que parecía sacar lo peor de todos. Los tres dioses estaban más retraídos de lo habitual, y Monaxiá parecía haberse deslizado profundamente dentro de los límites de su propia mente. Los campistas y cazadores brillaban entre sí, las tensiones aumentaron a un ritmo rápido.