La miel de tus labios

X

Tras la pequeña burla de Denna, Violeta se quedó pensando en qué hacer. No se podía mentir a sí misma, obviamente estaba esperando ese beso con muchas ganas, pensaba que besar a Chiara iba a aclarar cosas dentro de su mente y bien que lo ha hecho. Ahora sabía una cosa segura: quería más. Le quemaba el pecho, le dolía porque estaba sintiendo algo que sólo sentía con su novia, pero la única cosa que podía hacer ahora el volver a besarla, porque su novia no estaba ahí, pero Chiara sí.

Con eso en mente, se acercó a la pelinegra.

— Kiki, ¿lo hacemos una última vez? —preguntó acercándose.

— ¿Ahora? Si ya estamos a punto de irnos... Estamos hasta sin luz —se entristeció Chiara enfrente a la realidad que no les permitía volver a ensayar.

— Porfa, aunque sea acapella. Esque quiero que el final salga bien —la británica se paralizó cuando escuchó eso. El final... ¿Se refería al beso? ¿Violeta quería repetir el beso? La pelinegra no quería hacerse ilusiones, pero ya se las estaba haciendo. "Querrá que el beso quede estético, es normal, por eso hay que practicarlo", se intentaba autoconvencer. Ilusión o no, toda esta situación llevaba a que Chiara volviese a besar a Violeta y no le podía decir que no a eso.

— Vale, pero rápido —respondió intentándose mostrar despreocupada.

Se colocaron cara a cara, estar sin luz no les permitía verse bien, pero por lo menos podían sentirse y con eso era más que suficiente. Actuaron sin música, con cuidado para no tropezarse ni a chocarse entre ellas y, cuando llegó el final, volvió a pasar.

Esta vez, sin luz, Violeta acarició previamente la mejilla de Chiara para localizar más o menos dónde estarían sus labios y después fue ella la que se lanzó. La pelinegra cerró los ojos y suspiró en el beso, sintiéndolo mucho más intenso que el anterior, por lo que apretó su agarre en la cintura de Violeta, atrayéndola un poco más hacia ella.

Se separaron lentamente al cabo de pocos segundos que se sintieron a cámara lenta y se quedaron cerca.

— Guau —susurró Chiara— alomejor es...

— ¿Muy largo? —preguntó Violeta. La otra asintió— Ya —susurró e hizo silencio.

— Cómo tú veas —susurró Chiara de vuelta tragando saliva. Violeta acarició el pelo de la británica y descansó su mano detrás de su cabeza. El silencio de Violeta ponía a Chiara nerviosa, haciendo que intentase aguantar su respiración agitada para que no fuese audible, pero fallando estrepitosamente.

— Vale —dijo Violeta rodeándola con un abrazo. Suspiró disfrutando del abrazo— lo hacemos más corto entonces —Chiara asintió en el hombro de Violeta. Después de ese momento de tensión, ambas disfrutaban de  la sensación de seguridad que le brindaba la otra.

— Te quiero, Violeta.

— Yo también te quiero, Kiki.

Las dos se separaron y caminaron juntas hasta la puerta de la academia, dónde ya todos las esperaban.