XI

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Ambas caminaban hacia el escenario, llenas de nervios, sobretodo Violeta. De camino al plató le dio un choque de la realidad: ella tenía novia. Realmente no sabía cómo le iba a sentar verla besándose con otra chica sin su consentimiento, pero tampoco es cómo si pudiera pedírselo; en la academia vivían completamente aislados del mundo. Chiara notó preocupación en su rostro así que la cogió de la mano y de esa manera subieron al escenario.

Mientras Chenoa acaba de hablar ellas ya se encontraban colocadas entre toda la escenografía. La británica alcanzó su rozar la mano de Violeta con sus dedos, llamándole la atención y haciendo que la mirase. La granadina le acabó cogiendo la mano y acariciándola. Violeta movió su mano hasta la mejilla de Chiara y luego empezó a acariciar su pelo cuando escuchó a Chenoa presentar su actuación para dar paso a la música.

Actuaron tan bien como siempre, aunque por parte de Violeta no fue su mejor actuación. Durante la canción se le nubló la mente pensando qué pensaría la gente cuando la viesen besarse con Chiara...  ¿lo entenderían? La mente se me despejó cuando la pelinegra la cogió de la cintura y la acercó a ella para plantarle un beso que no pudo rechazar. A Violeta se le congeló el tiempo durante ese beso, cerró los ojos y toda la ansiedad que sentía desapareció convirtiéndose en un calor dentro suyo causado por el suave tacto de Chiara. Se separaron y Violeta vio la sonrisa que la otra tenía en el rostro, por lo que no pudo evitar sonreír también y juntar sus frentes al final de la actuación. Entre aplausos, silbidos y destellos de luz, sus miradas eran lo único que importaba.

Ya acabaron de cantar y pronto fue el momento en el que el jurado comparta su veredicto. Chiara fue de las primeras y fue Buika la que quiso hablar con ella. Violeta apretó sus puños, esa mujer pocas veces decía algo bueno. Por suerte, Chiara cruzó la pasarela sin ninguna queja. Cuando llegó el momento de Violeta, fue Buika quién quiso hablar con ella. Con la excusa de que se trabaja mejor bajo presión, Buika decidió sacarle su "as bajo la manga" a Violeta y nominarla. "Está bien, la volveremos a salvar", pensó la británica.

Junto con la pelinaranja, Denna, Paul y Salma fueron nominados. El chico fue el salvado por los profesores y luego vino el turno de los compañeros, que se les partía el corazón ver a las tres mejores amigas propuestas a abandonar la academia. Uno a uno, fueron girando sus pizarras.

— ¿Cómo queda? —se escuchó decir a Chiara por lo bajo cuando giraba a mirar qué nombres habían apuntado sus compañeros.

— ¡Salma! —gritó Chenoa, anunciando el nombre de quién habían salvado.

Salma dio un último abrazo a las chicas, que quedaron abrazadas llorando, y cruzó la pasarela para encontrarse con sus compañeros que la recibieron con un grande abrazo.

La gala acabó con la triste despedida de Omar mientras abrazaba y le daba palabras motivadoras a sus compañeros antes de su salida.

Cuando volvieron a la academia solo había silencio, nadie quería hablar de lo que había pasado. Violeta y Chiara se sentaron juntas abrazadas, dándose pequeñas caricias de vez en cuando, hasta que se apagaron las luces y fue cuando Violeta se echó a llorar.

— Lo siento... —dijo Chiara como la voz a punto de romperse— Yo... Realmente pensé que te salvaríamos otra vez... Lo siento —dijo limpiándose unas pocas lágrimas que le caían. Violeta se giró para mirarla y le sujetó el rostro delicadamente con las manos.

— No me pidas perdón, Kiki. Daba igual quién saliese salvada, iba a ser horrible —dijo acariciándole las mejillas con el pulgar mientras Chiara la miraba con el corazón roto. No aguantó más y se lanzó en un necesitado abrazo. Violeta sollozaba en el hombro de la pelinegra y ésta intentaba no llorar, pues pensaba que si ella lloraba también no ayudaría a consolar a Violeta— ¿No vas a llorar ni aunque me vaya, Kiki? —soltó Violeta cuando ya dejó de llorar, intentando relajar el ambiente.

— Tonta —Chiara la abrazó más fuerte— no te vas a ir —Violeta sonrió tristemente cuando escuchó eso y volvió a ocultar su rostro en el hombro de la británica— no voy a dejar que te vayas —susurró Chiara. Violeta no pudo evitar sentir su corazón derretirse.

— No quiero irme —le respondió.

— Por eso. No voy a dejar que te vayas —repitió Chiara y se separó del abrazo para mirarla sinceramente. Ambas estando muy cerca, Violeta miró brevemente los labios de Chiara. Los quería besar, quería volver a fundirse en un beso que le hiciese perder la noción del espacio-tiempo. Volvió a los ojos de la británica y vio como su mirada también se dirigía a sus labios. Violeta se relamió los labios y se acercó poco a poco a los de Chiara, que también se acercó. Cuando estuvieron a centímetros de besarse, se miraron por última vez a los ojos antes de cerrarlos.

Un fuerte ruido proveniente de la cocina las hizo despegarse rápidamente, sonrojadas. Ambas giraron su cabeza hacia donde provenía el ruido, pero no había nadie, únicamente el lavavajillas que se encontraba un poco abierto.

Cuando vieron que no había nadie, se miraron y abrazaron otra vez cálidamente. Chiara dibujaba patrones circulares en la espalda de Violeta y esto la relajaba.

— Te quiero Kiki. Voy a echar mucho de menos esta semana —susurró la pelinaranja.

— Yo también. Te quiero —susurró de vuelta.

Después de esto, se levantaron y se dirigieron a las duchas para relajarse y cambiarse de ropa a sus pijamas posteriormente. Cuando se encontraban ya cerca de la puerta de la habitación, se dieron un último abrazo.

— ¿Puedo dormir con Denna esta noche? —preguntó Violeta. Chiara se separó y la miró extrañada.

— ¿Por qué me lo preguntas como si te tuviese que dar permiso? —rió la pelinegra— Por supuesto que puedes —sonrió mientras le colocaba un mechón de pelo a Violeta. Ésta la miraba mientras lo hacía y seguidamente cogió su mano y comenzó a acariciarla mientras miraba los labios que tanto quería besar— ¿Violeta? —preguntó Chiara nerviosa, dándose cuenta de su mirada. La nombrada tragó saliva, se mojó los labios y pensó detenidamente en lo que iba a decir.

— ¿Puedo besarte? —susurró en un suspiro.

— ¿Qué? —contestó Chiara atónita tras escuchar esa pregunta.

— Nada —Violeta soltó su mano y apartó la mirada. Se giró para coger el pomo de la puerta y entrar en la habitación, dejando atrás a una Chiara que todavía no procesaba lo que acababa de pasar.

La miel de tus labiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora