XV

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La semana después de la salida de Denna no sería la más intensa, pues la gala siguiente sería la de Navidad donde no habría ninguna nominación por lo que todos estaban mucho más tranquilos. Además, volverían a ver a sus compañeros expulsados para ensayar sus números navideños en plató.

Tanto los ensayos como la gala fueron un éxito, todos se lo pasaron bien y lo más importante, el dúo de las Padam Padam se reunió, al igual que lo hicieron Omar y Ruslana, la cual casi se cae por esquivar los sofás que estaban de por medio cuando lo vio entrar.

Pero no todo era tan feliz, Violeta se encontraba de bajón por todas las emociones que estaba sintiendo: la salida de Denna, los sentimientos por Chiara, tener a Salma de repente a su lado todo el día... La estaban empezando a abrumar y, por supuesto, la británica se dio cuenta.

- ¿Estás bien? -le preguntó por lo bajo. Violeta asintió y Chiara respondió con una sonrisa triste, sabiendo que le mentía. Le cogió la mano y la acarició dulcemente.

Después de la visita del día, todos andaban muy hiperactivos, volaban los cojines por el salón y menos mal que los sofás están fijos al suelo porque sino también lo hubieran hecho.

En ese momento se encontraba el grupo de la mesa de Chiara hablando sobre los regalos del amigo invisible.

- Yo te hubiese regalado un antifaz, siempre duermes con uno -le dijo Violeta a la pelinegra.

- Es verdad. Aunque ya no lo utilizo mucho, no me gusta que me lo quiten...

- ¿Y quién te lo quitaría? -preguntó vacilona. Chiara le lanzó una mirada irónica.

- ¿Y tú qué sabes? -continuó con la provocación que había empezado Violeta.

- ¿Qué sé yo? -la pelinaranja rió y comenzó a tirarse hacia atrás con intención de estirarse en el suelo. Chiara cogió un cojín e hizo el amague de que se lo iba a tirar, pero en su lugar se mordió el labio aguantándose una risa y se inclinó hacia delante, estirándose encima de Violeta, poniéndole el cojín justo debajo de su cabeza para que se pudiese tumbar cómodamente. Ambas entrelazaron sus pies y se abrazaron.

- Hueles bien... Siempre hueles bien -susurró la pelinegra contra el cuello de Violeta, causándole escalofríos, para luego acercarse y rozar su nariz en él. Chiara detuvo unos impulsos que tuvo de querer besarle el cuello al tenerlo tan cerca al recordar que se encontraban en directo, así que se separó- me gusta estar así.

- Sí... Yo estoy cómoda -asintió Violeta mientras acariciaba sutilmente la espalda de Chiara.

Se mantuvieron en esa postura durante un rato, incluso se durmieron, hasta que Violeta notó un peso de más encima suyo. Abrió los ojos y observó a Salma estirándose a su lado. Movió su mano hasta la cabeza de su amiga para acariciarle el pelo.

- Violeta... -susurró Chiara en el cuello de la nombrada, haciendo que parasen sus caricias en la otra chica y centrase toda su atención en la británica. Chiara se acomodó de nuevo encima de Violeta y ésta, por actos reflejo, movió su mano que antes acariciaba el pelo de Salma hasta la cintura de la otra para sujetarla cerca de ella- tenemos que hacer un pase de I kissed a girl antes de irnos por Navidad... ¿Lo hemos después de cenar? -preguntó somnolienta. Violeta sonrió con ternura y aceptó su propuesta.

Chiara se incorporó y empezó a jugar con el botón del pantalón de la pelinaranja.

- Bien, Kiki -levantó la mirada para encontrarse a Martin sonriéndole pícaramente. Chiara sonrió tímidamente y se levantó.

Planeaba irse a pasar el rato hasta que llegase la hora de la cena en alguna sala con piano disponible, pero comenzaron a llegar más compañeros por lo que decidió quedarse. Al estar el sofá ocupado, no tuvo más remedio que sentarse en una de las piernas de Violeta, que tenía las rodillas dobladas perfectamente pasa servirle de asiento. Tras hacerlo, Violeta se quedó admirando las vistas de tener a Chiara encima suya. Encima vestía una camiseta de tirantes que le conjuntaba perfectamente con la camisa blanca y las gafas de corazón de Violeta le daban un toque carismático a su look, por lo que no pudo evitar revisarla de arriba hasta abajo.

La miel de tus labiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora