XIII

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Violeta frunció el ceño y le inundó un sentimiento de tristeza cuando vio a Chiara y Ruslana entrar juntas a la habitación y subir a la literatura de la pelinegra. "¿Por qué está pasando más tiempo con todo el mundo menos conmigo?", pensó Violeta. Cuando se dio cuenta de su pensamiento, se arrepintió. ¿Estaba siendo muy egoísta? Por supuesto que Chiara podía pasar el tiempo con quien quisiera, pero internamente le dolía que no fuese con ella. Giró sobre sí misma en la cama para encontrarse con Denna mirándola.

- ¿Quieres hablar? -le susurró la rubia.

- Vale. ¿Vamos al sofá? -Denna asintió y ambas salieron silenciosamente de la habitación para dirigirse al salón.

Se sentaron abrazadas y se quedaron en silencio un rato hasta que Denna lo rompió.

- Bueno, pues aquí estamos... Última noche... Aunque no creo que eso sea lo que no te deja dormir, ¿no? -dijo Denna con una sonrisa comprensiva- dime.

Violeta suspiró e hizo una pausa para pensar lo que le diría a Denna. Cuando recordó los pensamientos que le vinieron anteriormente en la cama, otra ola de culpa la inundó.

- ¿Crees que es muy egoísta querer que esté conmigo...?

Denna rió por lo bajo. Ya sabía que esto era el porqué Violeta se encontraba así y la abrazó.

- Violeta... Independientemente de lo que pase mañana, por favor, haz las cosas bien.

- ¿A qué te refieres? -la miró.

- No le hagas daño a Kiki -Violeta levantó una ceja, confundida- ya te lo he dicho, estáis en la misma situación.

- Bueno, eso es lo que tú crees.

- No es lo que creo, es lo que sé y es lo que es. Dios... Sois las dos igual de cabezotas... -suspiró.

- No le voy a hacer daño a Kiki porque mañana me voy a ir y no voy a volver a verla en mínimo dos meses, así que voy a poder olvidar todos estos sentimientos de mierda y volver a tener la conciencia tranquila -soltó Violeta sin pensar.

- Eh, no trates tus sentimientos por Kiki como una desgracia -Denna la miró seria- son reales, lo quieras aceptar o no, y te tienes que hacer cargo de ellos porque ya no te afectan solo a ti, sino que también a otras personas -se hizo silencio- y no asumas que te vas a ir, no sabemos qué pasará mañana.

Volvieron a hacer silencio las dos, pues Violeta no sabía qué decir. Jamás había visto a su amiga hablar tan seriamente, se sentía como si la estuviese regañando.

- No sé qué haré sin ti si me quedo -pronunció Violeta. Denna rió y la abrazó con fuera- me has soltado toda la regañina, pero no me has respondido a la pregunta que te he hecho -sonrió Violeta.

- Si quieres saber mi opinión, sí; es egoísta, pero para ti que estás pillada de ella, es normal -Violeta se sorprendió por la manera en la que Denna lo expresaba.

- Me da mucho miedo toda esta situación... -susurró Violeta.

- Y a mi me jode que no puedas estar disfrutando el concurso por comerte la cabeza, pero si la vida te la ha puesto será por algo -la intentaba convencer Denna.

- Esperemos que sí. Gracias, Denna. De verdad, ¿eh? No sé qué habría hecho sin ti -Denna volvió a reír después de todos los halagos por parte de Violeta y se despegó del abrazo.

- Ahora que ya está todo fuera, vamos a dormir que como vayamos cansadas a la gala nos echan a las dos -ambas rieron y caminaron juntas hacia la habitación, donde se metieron de nuevo en la cama de Violeta y se durmieron pacíficamente sin pensar en el día siguiente.

La miel de tus labiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora