Las sombras del rechazo entre Axel y Bruno se extendieron más allá del rincón tranquilo del campus. Un día, Rose, ajena a la confesión de Bruno, percibió la tensión creciente en el grupo.

Rose: (preocupada) ¿Qué está pasando entre ustedes dos? Hay algo que no me están contando.

Axel, con un suspiro, se enfrentó a la difícil tarea de revelar la verdad a Rose.

Axel: Rose, hay algo que necesito contarte. Bruno confesó sus sentimientos hacia mí, y yo no correspondí de la misma manera.

La expresión de Rose pasó de la confusión a la sorpresa, y luego, a medida que asimilaba la información, se volvió un rictus de decepción.

Rose: (bruscamente) ¿Cómo pudiste ocultarme esto? ¿Estuvieron todos conspirando a mis espaldas?

Axel: (tratando de explicar) No queríamos lastimarte, Rose. Pero las cosas se complicaron.

En ese momento, Bruno, con la mirada baja y el peso del rechazo aún sobre sus hombros, se acercó.

Bruno: (con pesar) Rose, lo siento. No era mi intención causar problemas. Mis sentimientos no fueron correspondidos.

Rose: (fría) ¿Y pretendías ocultármelo para siempre?

La tensión en el aire se cortaba con cuchillo mientras la confianza se resquebrajaba. La universidad, una vez refugio de risas compartidas, ahora veía grietas profundas en la trama de amistad que había unido a Axel, Rose y Bruno.

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