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chapter two ━ El campamento mestizo y mi fortaleza
EL VIAJE A EL CAMPAMENTO MESTIZO había sido algo raro, Quirón no hablaba mucho, a veces la miraba curioso, parecía intentar investigar algo. Júpiter estaba sentada a su lado, con su mochila a medio abrir, estaba casi completamente cargada de ropa y más cosas, además, de un oso de peluche algo maltratado, Júpiter suspiró frustrada, no quería que supieran que dormía con un oso de peluche al lado por el miedo y más porque era un recuerdo lindo de su hogar. Tenía un paquete de galletas que su madre había puesto, mientras comía el señor Quirón la observaba un poco. Ella frunció el ceño en su dirección.
—¿Quiere? —le ofreció pensando que aquel tenía hambre o algo así.
—Oh no, gracias. Ya comí —respondió.
—Ah —y siguió comiendo sin tomarle importancia, mirando el camino y sintió curiosidad derrepente al pasar por un campo lleno de vacas. Volteó hacia el mayor —. Oiga, ¿cómo se quien es mi padre?.
—Pense que tu madre te había explicado todo, pues tú padre debe reclamarte, puede tardar mucho tiempo, poco o tal vez...
—Jamás —terminó por el sintiendo el miedo de no ser reclamada nunca. La desgracia de eso sería terrible para ella.
—Si, Júpiter —le respondió. La niña solo suspiro apoyándose en el asiento y con una mueca miró el camino —. Eres una niña bastante peculiar, seguro que pasará pronto.
—Si, seguro... ¿hay muchos...? —le preguntó.
—Si, pero es raro encontrarlos en el mundo, el campamento está lleno de chicos y algunas cabañas están repletas —decía. La niña asintió mirando hacía sus zapatillas, pensando en mil posibilidades de pasar humillación.
—Ay...
—¿Qué pasa?, ¿no eres muy sociable? —le preguntó. La niña lo miró algo cohibida.
—Pues no, los niños me hablaban solo para pedirme cosas o molestarme, además, siempre considere que todos eran unos estúpidos y yo no me junto con gente estúpida —respondió. Quirón sonrió un poco, Júpiter le sonrió un poco al notar que había hecho que sonría, le extendió el paquete de galletas, Quirón sacó una al fin y comenzó a comer.
Lo que siguió fue en silencio cómodo, de vez en cuando a Júpiter se le ocurría una pregunta y Quirón la respondía a gusto, bastante amable. Al paisaje parecía ser completamente hermoso, lleno de pasto, era el campo y Júpiter amaba el campo, completamente. El campamento mestizo se vio derrepente, un gigante árbol se postró primero y un arco que anunciaba la llegada al lugar, además de un olor a animal increíble. Júpiter volteó hacia el hombre, que le señalo que debían salir, la niña bajo del auto y cerró la puerta, ajusto más su mochila viendo la entrada. Inclinó sus cejas, con una mirada de miedo, una mueca se hizo en su cara cuando comenzó a caminar, con Quirón a su lado hasta entrar. Trago saliva al ver a campistas por el lugar, tenían uniformes, camisas naranjas con el nombre del campamento, hacían sus actividades rutinarias y algunos practicaban con las espadas.
