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chapter thirteen ━ mi abuelo está loco: el ladrón del rayo y no me gustan las despedidas
—ESTOY CANSADA, MUCHO.
La voz infantil de Júpiter resonó por el bosque, era tan temprano que la luz del sol resaltaba tanto en todo el cielo dando sensación a unos rayos intensos. Justo en el centro, entre los grandes árboles como torres estaba Luke, montado arriba de uno de lo más bien, recostado mientras una pequeña niña rubia trotaba alrededor del árbol, llevaba minutos quejándose, pero no sé detenía nunca, tenía una energía de fuego y una armadura de metal que cubría sus ideales más profundos. L
uke la observaba sonríendo, lo orgulloso que se sentia no era normal, como el paro cardíaco que Júpiter estaba sufriendo.
Llevaba al menos diez minuto sin parar y el tiempo avanzaba tan tediosa mente lento, como una tortuga dónde lo único que hacía era mover sus pies, cansarse y tener a Luke como ojos de halcón para que no dejará de trotar.
—Si, pero la única gloria que tendré será la de vomitar —le respondió sin poder más. Luke río un poco y frunció el ceño cuando la rubia se detuvo mirando hacia arriba —. Vamos, Luke, baja de ahí.
—Juno...
La rubia miró a su alrededor para ver las espadas que Luke tenía preparadas una vez que descansarán después de trotar, tomo una de estas, el peso era bastante más de lo que podía soportar, pero no importo cuando levantó el arma y apunto directamente al morocho.
—Te reto.
—¿Qué?.
—Te reto, hazlo... ¿o tienes miedo? —le preguntó desafiante subiendo sus cejas, claramente se cohibió cuando Luke bajo porque estaba segura de que una patada la podía mandar a la Luna.
—Si —le arrebato la espada de golpeé, Júpiter no supo que hacer y se demoró mucho en pensar, Luke le dió un ligero empujoncito con su espada y estaba perdida —, miedo de lastimarte.
La rubia suspiró frustrada y apretó sus labios, con algo de enojo recibió la ayuda de Luke para reincorporarse. Vio a su amigo, en verdad lo admiraba tanto, deseaba ser como el, con toda esa fuerza que Luke dominaba, esa valentía y una nobleza única. Deseaba poder agarrar una espada sin temblar, sin sentir el peso en los brazos, deseaba poder dar una patada sin caer y un golpee sin miedo, deseaba ser Luke. Inclinó sus cejas apenada y Luke se acuclillo a su altura.
—¿Me harás caso? —le preguntó, Júpiter hizo una mueca de rendición y asintió.
—Esta bien, si me enseñas a ser como tú —le dijo y se sonrojo desviando la mirada, frunció el ceño, para sonreír inocentemente. Luke le sonrió compasivo, se veía tan bueno, tan delicado.
