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El bonito omega había pasado una tarde maravillosa con sus alfas en la heladería donde disfruto de un helado extra grande de chocolate con galletas

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El bonito omega había pasado una tarde maravillosa con sus alfas en la heladería donde disfruto de un helado extra grande de chocolate con galletas.

Sentía que jamás en su vida había sido tan feliz mientras se dejaba consentir por sus dos alfas.

Jimin no lo sabía o no lo entendía aún, pero había pasado hambres miserables, soledad infinita, dolores devastadores y situaciones malas toda su vida que el destino ahora lo premiaba al doble, doble dosis de cariños, dobles atenciones, dobles mimos y besitos, doble felicidad. Era algo hermoso que no acababa de comprender que la vida le estaba compensando al doble por todo aquello que había vivido antes.

Ahora los alfas Jeon y su omega estaban recostados en el sillón favorito de los hermanos mirando una película con su adorable omega quien veía embelesado la televisión.

—¿Por qué no dio beso? —Cuestionó cuando el príncipe se había negado a darle el beso de amor a la princesa.

Se sentía enfadado y traicionado por la situación aunque fuese una simple película de animación.

—Porque no la ama, Minnie. —Contestó Junghyun quién estaba despierto porque al parecer Jungkook tenía sus ojos cerrados para simplemente descansar o se había quedado dormido, no sabía bien.

—¿Galletita ama a Minnie?

Junghyun se incorporó un poco y quedó de frente junto al menor, tan cerquita de su rostro angelical que podía contar bien las pecas y lunares de su bello omega. Era tan hermoso que no se cansaba de verlo.

—Sí, Minnie, te amo mucho.

Jimin sonrió, si su alfa lo amaba entonces le iba a dar un beso, ¿cierto?

—¿Besito a Minnie? —preguntó mirando con interés a su Alfa.

Junghyun no era quién para negarle aquello que su precioso omega pedía así que lo tomó de la cintura y lo acomodó sobre su regazo para quedar frente a frente. Se acercó lentamente hasta cerrar el espacio entre ambos; Jimin había aprendido que debía cerrar los ojos cuando los labios de sus Alfas tocaban los suyos porque así podía percibir más esa desbordante sensación que el beso le provocaba.

Los labios de sus alfas eran muy suaves y sus lenguas bastante juguetonas, aprendió también que al abrir la boca podía dejar entrar la lengua de sus alfas y también él podía sacar la suya y hacer lo mismo, jugar con ella para hacer cosquillas a sus alfitas también.

Junghyun decidió hacer ese beso más profundo cuando vio que su omega tomaba más la práctica y dejaba salir su escurridiza lengua para jugar con la suya.

El pequeño cuerpo de Jimin sobre el suyo era un pecado que no quería cometer, o al menos no sin el permiso de él.

Sus manos ardían por hacerlo.

—¿Puedo tocarte, bebé? —Dijo al cortar un momento ese beso.

Jimin con su respiración algo descontrolada asintió. Le gustaba mucho lo que sentía con cada beso y también le parecía interesante como las manos de su Alfa tocaban su piel encima de su ropa.

Junghyun decidió que acariciar sobre su ropa era una manera de acostumbrar a su omega a ese acto. Rompió el beso sin soltar a Jimin para poder verlo al rostro, el sonrojo de Minnie y sus ojos cerrados le indicaron que le gustaba.

—Más por favor. —Pidió sin abrir sus ojitos.

El rubio se arriesgó un poco más y besó con más intensidad a su omega, succionando lento sus abultados labios y mordiendo delicadamente para no asustarlo, pero eso no pareció hacerlo porque Jimin jadeó de gusto y aceptación y nuevamente volvió a cortar ese beso, no debía apresurarse más bien debía ayudar a Jimin a tomar un buen ritmo.

Y al parecer funcionaba muy bien, ya que después de recuperar, una vez más, el aliento fue él quien se acercó de nuevo.

—¿Quieres más, bebé?

Jimin asintió, acercando más su rostro, esos besos le encantaban, movían algo dentro de él que lo hacía querer más y más cada vez y el alfa se sorprendía la rapidez con la que su omega aprendía cada cosa.

Los pequeños besitos se fueron transformando de a poco en besos más largos y juguetones que ahora hacían un ruido curioso de succión que iba llenando de a poco la sala de entretenimiento.

Jungkook no dormía, por supuesto que escuchaba todo aquello que lo hacía desear ser él quien estuviese besando al lindo omega, pero no iba a negar que escuchar esos besos que de inocentes pasaban a ser más intensos le estaba gustando. Su lobo gruñó molesto exigiéndole que se uniera al acicalamiento de su omega. ¿Por qué no hacerlo también?

Se enderezó en el sofá donde Junghyun estaba recostado con Jimin sobre él y se colocó justo detrás para posar sus grandes manos en la pequeña y moldeada cintura del omega y acercar su boca al cuello del rubiecito.

Jimin sintió de nuevo aquellas mariposas revolotear por su interior cuando los ávidos labios de su alfa se pasearon por su cuello, le gustó mucho que hizo su cabeza ligeramente hacia un lado dándole más acceso al alfa detrás de él.

Junghyun le había dejado de besar para pasar a ser parte espectador ahora, con sus ojos grises más oscuros por el calor del momento, miraba como Jimin, con sus ojos cerrados, echaba su cabeza hacia un lado para sentir más besos de Jungkook.

Cuando dejó de sentirlo, el pequeño Minnie hizo un puchero.

—Más, alfita, por favor, Minnie quiere más de esos mimos. —Pidió con su voz ronca, estaba excitado.

Los dos Alfas al mismo tiempo repasaron el cuello del menor uno del lado derecho y el otro del lado izquierdo, dejando huellas húmedas ahí. El olor que Jimin desprendía dejaba en evidencia su excitación y eso los volvía locos.

—Minnie tiene algo duro en sus pantalones. —Murmuró apenas con su respiración agitada y sus mejillas rojas y calientes.

Y no era el único que tenía algo duro entre las piernas.

Esa fue la señal para ambos alfas de detenerse, sabían que debían ir de a poco para no dañar a su dulce omeguita.

Pero se les ocurrió una idea mejor.

Jungkook se sentó al lado de Junghyun y luego ambos se acercaron a Jimin para unir así sus labios con los de él con un mismo ritmo. Las dos lenguas jugaban con la tímida y escurridiza lengua del omega, quien con gusto reciba aquel beso doble por parte de sus alfas.

Jungkook jamás se imaginó que haría tal cosa, sentir la saliva de su propio hermano... Para cualquier Alfa sería denigrante ser besado por otro Alfa, pero para ellos no, así los había puesto el destino y así se dejaban guiar ellos por el mismo. Al fin y al cabo había una sola cosita que los podía unir así: Park Jimin.

 Al fin y al cabo había una sola cosita que los podía unir así: Park Jimin

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💌: Hubo chape de tres 🫣

El Bebé de los Alfas Jeon | Kookmin ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora