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—¡Minnie!

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—¡Minnie!

Mingseon buscaba al pequeño beta por todos lados hasta encontrarlo en aquella misma banca de madera en la que esperaba desde hacía ya casi dos semanas.

—Aquí, Seon Hyung. Minnie sigue esperando.

El guardián se acercó hasta él y le dio suaves golpecitos en la cabeza en muestra de apoyo.

—Minnie, ¿has pensado en que quizá tu mami no va a regresar?

Los ojos del rubio rápidamente se llenaron de lágrimas y Mingseon se arrepintió de lo que había dicho.

—¿Mami ya no quiero a Minnie? —lloró.

—No, Minnie, no dije eso. Es solo que… ¡Olvídalo! Mejor vamos adentro a comer golosinas. ¿Quieres?

Jimin negó encogiéndose en su asiento.

Mingseon rendido se levantó. Eso era cosa diaria, Minnie simplemente esperaba ahí y lloraba. Se levantó de la banca y se encaminó hacia adentro, pues el sacerdote tenía una cita esa tarde.

Justo a tiempo cuando el timbre de la oficina parroquial sonó, salió entonces para abrir a los invitados.

—Buenas tardes. —Saludó con cortesía.

—Buenas tardes, tenemos una cita con el sacerdote.

Mingseon les abrió el paso y luego los guió hasta la oficina.

—Esperen un momento, le avisaré que están aquí.

—Gracias —habló la chica.

—¿Tenían que traerme? Se casan ustedes no yo —Le recordó Junghyun a su hermano.

—Ay ya, Junghyun. Nos quedaba de camino venir de una vez a ver la fecha de la ceremonia y tú venías de colado. —le dijo su cuñada, Suran.

Rodó los ojos, mirando alrededor. Había un jardín enorme y muy bien cuidado, y más allá estaba la iglesia. Caminó por el jardín, esperando al sacerdote mientras Jungkook y Suran reían tontamente.

En un momento sintió un mareo y una corriente eléctrica recorría su espina dorsal, hizo una mueca de dolor cuando sintió la punzada en su vientre. ¡Era imposible! Su celo aún no debía llegar.

—El sacerdote los espera adentro —Mingseon avisó a la pareja.

Jungkook y Suran se adentraron hasta la oficina y él se quedó parado tratando de calmar lo que acababa de sentir.

—¿Está bien, joven? ¿Necesita ayuda?

Mingseon notó la inquietud de Junghyun. Lucía pálido.

—N-no, estoy bien… gracias.

—Está bien. —Mingseon se dio la vuelta, pero Junghyun lo detuvo.

—¡Espere! ¿Señor… Hay un omega por aquí?

El Bebé de los Alfas Jeon | Kookmin ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora