El Bebé de los Alfas Jeon | Kookmin ✔

36

Seis de la tarde y estaban en el último día de celo de Jimin, habían pasado muchas cosas en esos tres días, lo consintieron mucho, lo alimentaron bien y lo hidrataron de igual forma. Al acabar el primer día, los tres se habían dado una larga ducha en la bañera para relajar a su bello omega, al principio Jungkook y Junghyun lo llevaron para asearlo, pero Jimin les pedía que entraran con él al agua y finalmente lo hicieron.

¿Cómo iban a decirle que no a su dulce Omega?

El último día se la pasaron mimándolo, lo más intenso del celo había pasado así que ahora solo quedaba poco para que acabara. Jimin ya lucía dos hermosas marcas púrpuras en el cuello, para los dos Alfas había sido como obsequiarle a su Omega un bello collar de perlas que iba a portar con orgullo y altivez.

Jimin estaba más tranquilo y relajado, ellos ahora podían sentirlo a la perfección, oleadas de sentimientos que no les pertenecían les llegaba a cada uno de ellos como el viento de una tarde en otoño, llevando consigo el aroma suave a cerezas.

Estaba feliz, relajado y satisfecho, los dos Alfas sonreían internamente pues habían hecho un buen trabajo con su lindo y tierno omega y, lo que al principio pensaron que seria difícil y todo un reto, fue lo más exquisito que podían haber experimentado. Y es que Jimin les ponía el trabajo fácil, los guiaba con su dulzura eterna, ellos no tenían miedo de seguirlo.

No hubo peleas ni luchas de sus lobos por buscar la pertenencia, Jimin solo llamaba entre gemidos y jadeos "Mis alfitas" y esa era la señal implícita que debían estar ahí, sus lobos obedecían sin rechistar el llamado del omega. No había atisbo de recelo ni resentimiento ni peleas territoriales ni posesividad, cada Alfa recibió el mismo afecto de su omega, ni más, ni menos. Ninguno fue rechazado ni dejado por un lado, eran tres, formaban un bello triángulo perfecto con tres partes iguales.

Jimin los unía con ese hilo rojo invisible y los Alfas eran afortunados.

—¿Minnie tendrá bebés ahora? —Cuestionó el precioso omega que yacía desnudo entre los dos Alfas, quienes habían estado dándole mimos mientras lo alimentaban. Nana iba cada dos horas a dejarles una bandeja con comida.

—Minnie, tendrás bebés cuando tú lo decidas, pero como aún es muy pronto para eso creo que debemos hablarlo con más calma. —Contestó Junghyun

Y es que ahora venía lo más importante y serio de las consecuencias del celo de su omega, el haber estado con dos Alfas.

Jungkook y Junghyun solo querían lo mejor para su pequeño omega, Jimin aún no estaba listo para llevar a sus cachorros. Si bien el omega tenía poquísima probabilidad de quedar en estado durante su celo: por la poca fertilidad que poseen, si podían quedar si el Omega así lo deseaba y, si entre el omega y el lobo ya habían tomado una decisión unánime de que querían ser preñados, entonces sí podía quedar en estado.

El problema era que no sabían ellos muy bien cómo se sentía Jimin, si de verdad deseaba tener a sus cachorros o solo era la curiosidad inocente, y tampoco sabían si su lobo ya le había hablado a Jimin sobre querer cachorros.

No es que ni Junghyun ni Jungkook no desearan cachorros, al contrario, deseaban tener una manada grande, pero Jimin aún debía al menos asistir por un tiempo al psicólogo para conocer muy bien su estado mental, ¿Qué tan preparado podía estar para ser papá si aún en su mente era la de un niño? Eso era lo que a diario se cuestionaban los dos Alfas, por ello no querían arriesgarse.

Así que antes que nada, Jimin iba a empezar sus sesiones con el psicólogo para ir pavimentando el camino de su futura familia.

—Minnie tener sus bebés cuando esté listo, entiendo. —Murmuró acercándose más a Jungkook, estirando una mano para atraer más a Junghyun y así formar una especie de sándwich humano, donde él era carne perfecta y deliciosa.

—Ven, amorcito, es hora de levantarse para ir a darse un baño, mañana ya podremos salir de aquí y debemos estar con las energías renovadas. —Junghyun se sentó y trató de levantar a Jimin, quien se resistió.

—No, Minnie no quiere. ¿Seguir durmiendo más?

Junghyun sonrió de lado, rodando los ojos.

—Kook, ayúdame, nuestro omega no me hace caso.

Jungkook, quien tenía su antebrazo sobre su rostro protegiéndose de la luz, sonrió.

—Mañana podríamos ir al cine, Hyun, hay una película que... —Ni siquiera acabó de hablar cuando la bolita rubia había bajado de la cama y corría hacia el baño.

Los Alfas soltaron carcajadas mientras iban detrás de Jimin.

—¿Minnie puede poner jabón a Alfitas? —Preguntó, llenando sus manos del jabón de baño mirando a los dos chicos en la bañera junto a él.

—Claro, algodoncito, puedes.

Jimin, sin perder el tiempo, se acercó a los dos y con ambas manos dejó jabón en todo el pecho y abdomen de sus dos Alfas. Ambos cerraron sus ojos, sintiendo las suaves manos de su lindo omega repasar por sus pieles mojadas. Haciéndoles recordar lo bien que lo habían pasado haciendo el amor, con los cuerpos resbalosos, los tres haciéndose uno solo.

Solo de recordarlo se les removían las entrañas, pero era suficiente, su pequeño y dulce Omeguita había tenido suficiente, no debían sobrepasarse o podía haber consecuencias malas.

Luego de que ellos también limpiaran a su dulce omega del jabón y las burbujas rositas, se secaron, cada uno envuelto en su bata de baño. Jungkook cargó a Jimin en su regazo para llevarlo a la cama, Junghyun llevaba su ropa de dormir limpia.

—¿De osito? —Preguntó mirando el short blanco que tenía una bolita café atrás simulando una colita adorable de oso.

—¿Quieres de conejito? —Preguntó Junghyun. Le habían comprado muchos de esos porque él los había pedido, pero en su tierna inocencia porque se veían lindos. Para los dos Alfas eran sexys más que lindos. Le ayudaron a colocarse su ropa interior, después el short y una sudadera delgada que quedaba algo pegadita que venía a juego, traía una capucha con orejas redondas de oso también.

—Listo, corazón, ya puedes meterte a la cama.

—No, espera. —Jungkook lo detuvo—. Aún no cambió las sábanas.

Todo su pasado finalmente había quedado atrás, pero había una sola cosa que aún rondaba la cabeza del lindo omega. ¿Y su madre?