Horas antes...
" — ¿Perdona?. ¿Quién me dijiste que eres?."
— Victor D'Lucca, señora Riley. Sé que no debería contactarla, pero, tengo algo para decirle acerca de su esposo, el Teniente Riley. Y necesito que lo mantenga en anónimo, por favor.
" — Agh... Sólo habla. Estoy ocupada y siento que pierdo mi tiempo contigo."
—... Creo que el teniente Riley es Amante del Sargento MacTavish... — Silencio hubo entre ambos, logrando escucharse la respiración de la mujer al otro lado del celular. — Anoche fui a buscar a Jhonny MacTavish para beber algo y... Inevitablemente pasé por la habitación de Simon Riley... Escuché los jadeo y gemidos de ambos. Así que saqué la conclusión de que son amantes, señora...
" — ¿¡TÚ TE DAS CUENTA DE LO QUE ME ESTÁS DICIENDO!?"
— Sé que suena difícil de creer... Sólo le pido que no haga nada contra Jhonny MacTavish, por fav-
" — Ja!. Iluso. ¡Vas a desear nunca haberme dicho ésto!."
Simplemente quedó mirando a la nada apenas la mujer cortó la llamada... ¿Qué había hecho?.
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ACTUALIDAD
Intentaba no perder la razón mientras esperaba por ambos soldados.
Sus dedos golpeaban suavemente su escritorio, al ritmo de las agujas del reloj que tenía sobre la pared de su oficina.
Su asiento se movía suavemente, de izquierda a derecha, sin quitar su vista de la puerta.
Quería verlos a ambos, necesitaba explicaciones; y sobre todo, necesitaba advertirles sobre otro escándalo provocado por culpa de ambos.
¿Por qué no decir desde un principio que estaban saliendo?. ¿Por qué ocultar la verdad?. Simplemente no lo entendía.
Era mucho más que el capitán de ambos. Era prácticamente un amigo. Alguien que les había dado la suficiente confianza como para hablar ése tipo de cosas.
Ahora él tenía que hacerse cargo del humor de su general, cambiar todo el equipo para quitar a Simon y poner a un nuevo teniente y estar al pendiente de la situación de ahora en más.
Eso, y que tenía que investigar a Margaret a escondidas de Simon. No le diría que sospecha de la mujer. No por ahora...
Volvió a ver su reloj, y prácticamente en seguida notó a ambos soldados acercarse a la puerta, abriendo la misma y así entrar en la oficina.
En completo silencio y serio les indicó que se sienten. Además, se levantó de su lugar, caminando hacia las ventanas y la puerta para bajar las cortinas, pretendiendo hablar con más privacidad... Y al menos Simon sabía que éso significaba que algo muy malo había hecho rabiar a Price. ¿Qué había sucedido?. Estaban por saberlo...
Volvió a su escritorio, sentándose en su asiento a su vez que se cruzaba de brazos, observando a ambos.
Por pocos minutos estuvieron así, hasta que Price rompió el hielo.
— Les voy a dar una oportunidad para que me expliquen qué mierda está sucediendo. Y supongo que no tengo que decirles a qué me refiero porque lo saben a la perfección. — Tajante había sonado, notando como ambos estaban algo confundidos con sus palabras.
