Síndrome de Abandono

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Jace se había entregado por completo a los estudios y eso estaba bien. Me sentía orgulloso por él, aunque ya no nos veíamos casi. Estaba enfocado en ser el mejor y sí que le echaba ganas a la carrera de contaduría. Me constaba que sí, aunque Ángela volvió a seducirle. Él, aunque me dijo que solo salían como "amigos", en lo profundo de mi corazón, tenía miedo. Estaba enamorado de ese chico, pero ¿debía confiar? ¿Valía la pena? No estaba seguro. No sabía si realmente lo conocía lo suficiente para ser novios. Una vez lo llamé y le expliqué lo que pensaba. No me dijo nada, solo que respetaba mi decisión, aunque no estaba de acuerdo. Solo tenía que dejar que todo estuviera en manos de otros y eso realmente me molestaba, Las cosas si quieres que salgan bien, hazlas tú mismo. Mi problema acabó cuando Jace estaba de novio de nuevo con esa chica. Al fin y al cabo, yo no estaba muy lejos de la realidad. Mis miedos eran una verdad que no podía negar. Y era que Jace no era una persona seria en el amor, como Anthony o incluso Taylor. Era fiel a sí mismo y el amor es más que eso. Era una decisión, no un sentimiento. No quería confiar en quien no se puede fiar. Para Fanny, las cosas estaban tensas en la casa de la abuela. La amedrentaba cuando la visitaba y el día de su cumpleaños número 18, se despidió de mí llorando. Tomó la parte de su herencia y se fue lejos. No podía decir que con Anthony, porque ella no sabía nada de él, pero tal vez se fue por la misma razón. Lamenté haberla dejado ir y mamá estaba realmente preocupada porque era mucho dinero en manos de una muchacha ingenua y con problemas. Aunque mamá no podía decir nada, sabía que la culpa la tenían las tías y la principal era la abuela, quien se había encargado de desprestigiarla como si fuera su enemiga número uno. A papá esto también le afectó. Fanny era la única de los tres que estaba al pendiente de él, incluso cuando se divorció de mamá. Aunque él fuera el culpable de tomar aquellas radicales decisiónes, le hacía falta que ella le diera cariño de hija.

Papa había acordado con Allan y conmigo ir a la empresa y aprender cómo manejarla la administración, la toma de decisiones, la contaduría, economía y el plan de inversión, nomina, todo lo que pudiéramos. Algún día dejaría esta vida y alguien tenía que hacerse cargo del negocio familiar ¿Quién mejor que sus hijos? Me estaba riendo de Allan porque a pesar de estudiar economía, su primera vez como archivista era un desastre. No era la primera vez que venía a jugar hacer este tipo de trabajos, papa siempre me traía para que aprendiera esto a Allan lo enfurecía a tal grado de querer acusarme de querer siempre ser el centro de atracción.

- Lo haces a propósito ¿verdad? – Me pregunto de su forma incomprensible de una competencia innecesaria que no había empezado.

- No ¿De qué hablas? – Dije atónito, nada de lo que pudiera hacer estaba bien para él, y no entendía porque estaba de ese plan, cundo me mostré de buena fe con él a pesar del verdadero origen de su existencia.

Me aterraba el hecho de que me estuviera mirando como si me odiara incluso papa se había dado cuenta de su actitud conmigo. Al parecer el tenia mucho mas allá que la necesidad de pelear, temía que papa me quisiera mas a mí que a él, era inaceptable su comportamiento mucho menos la forma excesiva de querer sobre salir y acusar a los demás de ser como él.

Ademas de que papa quería que el fuera el que tomara las riendas de la empresa ya que estaba trabajando para que ganara experiencia antes de que se graduara. El estaba muy feliz porque papa le estaba dedicando tiempo en prepararlo el mismo, y la verdad estaba feliz por ellos, ya que eso era lo que en realidad anhelaba en su corazón, eso me hacía sentir feliz, entonces empezó a sentirse mejor, cambio de ánimo.

Mama dejo por completo su necesidad de buscar a papa y sentirse mal por ello. Empezó a sacar tiempo para la casa, pero ya nada era lo mismo, nuestra relación estaba dañada y no cenábamos juntos, no hablábamos casi no salía de mi habitación. Ya ¿Para qué? Si siempre huía o me dejaba por el trabajo para no afrontar su depresión por el abandono de papa. Aun no sabía nada de Anthony que llevaba algún tiempo sin dar señales de vida y ni una foto en Instagram colgaba para saber que andaba bien. Fanny me le había ocurrido escribirle, pero no me respondía y temíamos lo peor. No andaban juntos.

Empecé a ir a visitar a papa y tener que respirar el mismo aire de María y no era nada agradable esa mujer. siempre estaba de mal humor y su mala cara era parte de la decoración de su intento de hogar perfecto. A ella no le agradaba mi presencia y me trataba con hipocresía y me preguntaba siempre sobre mis calificaciones, mis aspiraciones o sobre si me quería emparejar con un chico, cosas que siempre respondía con un no, a pesar de que papa le incomodaba aquel pasado que aun me traía pesadillas. La verdad temía cada noche tener un sueño donde me casaba con Gastón y tenía que estar con él para siempre, me alejaba de todos y despertaba bañado de sudor a 3 minutos de haberme acostado. Recordar no me hacia bien, la mujer de papa dio a luz y se puede decir que estaba emocionado, mama no salió de su habitación ese día y Allan se enfureció porque papa le dejo de prestar atención y tenía que ayudar a María en los primeros días posteriores a dar a luz y metió un reposo por ello en su empresa.

Allan se la pasaba tratando mal a los administradores que lo ayudaban y les gritaba cada vez que hacia algo mal, como si la gente tuviera la culpa. Me preguntaba si aun estaba celoso incluso de aquel bebe que sería nuestro hermano y me acerque a él para saber que sentía.

- ¿Qué quieres? – Me pregunto casi airado.

- ¿Te pasa algo? Puedes hablar conmigo lo que sea ¿sabes? – respire profundo – He visto que has estado predispuesto, y me he preguntado ¿si podía ayudarte? – Termine con miedo a que me insultara y me observo en silencio estudiándome de arriba abajo, como si en mi mirada hubiera la respuesta de lo que pasaba.

- No tengo nada, gracias por preguntar, puedes estar tranquilo – Me abrazo.

- Estaba pensando en ir a visitar a nuestro hermano y me pregunto si ¿quieres ir conmigo? – Y me miro y cambio completamente su mirada se lleno de ira y me grito.

- ¿Qué te hace pensar que me gustaría visitar a ese escuincle? – me estaba tratando diferente de un momento a otro – Yo jamás llamare hermano a ese mocoso – decía tajante.

- ¿lo odias tanto? – Le pregunte impresionado - es un simple niño, no tiene la culpa y papa lo quiere – le dije para que entrara en razón para que entendiera que no tenia excusas, no podía seguir con sus estúpidas actuaciones, me molestaba porque el venia producto de un infidelidad, era un hijo no reconocido y si no fuera por mi seguiría siendo un bastardo y me fui sin decir más, hablar con él, no serviría de nada.

Papa estaba de acuerdo con la repentina falta de madurez de Allan y que ya era un hombre para estar comportándose como un niño malcriado, su vida había cambiado y papa nunca lo desamparo, además, que hora estaba enmendando sus errores, aunque él se aferraba a vivir en el pasado y su trauma de autoestima, carencias y abandono. La mujer de papa no decía nada y me miraba mal cada vez que veía al pequeño Daniel o lo cargaba como si le fuera hacer algo malo. Papa estaba orgulloso de que fuera varón y lloraba como un niño cuando lo veía chillar para que lo atendieran porque le daba miedo agarrarlo, porque sentía que se le iba a caer de las manos.

A los días María fue dada de alta y se retiro a casa con estricto reposo y cada vez que intentaba hacer algo papa estaba ahí, para llevarla al baño, comer, pararse, sentase o caminar. A un mes de nacido el pequeño Daniel se enfermo y murió de una infección que le hacía subir la temperatura y se le fue a la cabeza, duro 3 meses y falleció. Ambos andaban desbastados sobre todo la mama quien cayó en depresión y no quiso comer por varios días. 

Primer Otoño Sin Ti...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora