Amelia II

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POV AMELIA

Llegué al salón y Steve me esperaba con un estupendo cocktail.

—¡Ohh gracias!

—Dicen que es el mejor, suave pero letal. —subió sus cejas haciéndose interesante.

—Uhhhh, correré el riesgo. —dije mientras bebía de golpe todo.

—¡Vaya! Te superas en cada evento. —susurró Nat a mi espalda.

—Nat… Estoy algo…

—¿Celosa? —mi interior se revolvió.

—¿Celosa? Aún no te has puesto a babear delante del Capi. —se sonrojó. —No creas que no me he dado cuenta, babeas por él.

—Cállate, por favor.

—Lo haré siempre y cuando mantengas la boca cerrada. —dije algo alterada mientras Loki entraba al salón.

—¡Amelia, ven! —Steve hacía señas para que fuera hasta donde se encontraba.

—Hola Strange, es una alegría verte de nuevo. Hace demasiado tiempo. ¿Tú viaje astral bien?

—Es un placer verte. Ha ido muy bien, he hecho un alto en el camino, no podía faltar a un evento como éste.

—¡EY, chicos! El baile… —dijo Tony emocionado.

La gente hizo un círculo dejando a los novios en el centro, las luces bajas iluminaban el centro y una bonita canción sonaba para iniciar el baile. Reconozco que la imagen de Thor sonriendo a su mujer era demasiado bonita como para no sentir envidia. Aquellas vueltas sobre sí mismos me recordaban al baile en Asgard…

—Amelia… Loki te está mirando. —escuché a Steve decirme al oído. Lo busco, y sus ojos verdes efectivamente me observan. No puedo dejar de odiarlo con la mirada.

—Baila conmigo, Steve. —le pedí sin dejarle reaccionar.

—Amelia… Vas a hacer que me quiera matar. —dijo bajito mientras la gente se incorporaba a la pista de baile.

—No se atreverá. Disfrutemos, por favor. —intenté olvidarme de él para disfrutar de tan maravilloso baile. Las manos de Steve pasaron por mi cintura, y me sentí algo incómoda. No porque no estuviera disfrutando, sino por Loki, porque sabía que estaría rabiando.

Nuestros pasos eran alegres a la vez que sensuales.

—¿Por qué nunca hemos intentado nada? —la pregunta de Steve me pilló por completo por sorpresa. Me acercaba a él, nuestros rostros estaban demasiado cerca.

—Seguramente, porque a pesar de atraernos, ambos sabemos que no sería una buena elección. —sonrió, mi respuesta era compartida.

—¿Entonces te gusto? —preguntó mientras seguimos mirándonos.

—Eres un bombón. En este salón hay más de una mujer envidiándome.

—¿Ahh si? —asentí riéndome.

—Deberías ser un poco más atento, es lo único que puedo decirte.

—No sabes lo afortunado que me siento por tenerte en mi vida, eres una gran amiga y la mejor compañera.

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