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EL JOTUN Y LA MASCOTA VI

Creías que el tiempo pasaría lento, pero no fue así. El tiempo lo ocupaste en buscar mil formas de salir de Jotunheim con Frek… a sabiendas de que era Loki. 

—Voy hecha un asco…

En el pequeño espejo de la habitación pudiste observar la necesidad de ponerte algo presentable, pero, allí no había nada con lo que asearte. 

Decidiste salir de tu refugio para buscar algo de agua, probablemente, algo de hielo derretido en el fuego de la cabaña sería suficiente para ser persona. 

Pusiste una de las capas de piel que Frek o Loki te había prestado y saliste de allí. Aparentemente, todo parecía ir de cara, no había mal tiempo y podías ver con claridad las colinas dónde poder extraer el hielo. 

Allí, mientras sólo pensabas en Frek, una tormenta te sorprendió. 

—¡No puede ser…! —la ventisca te impedía avanzar, y el hielo que volaba golpeaba tu piel. 

Fueron minutos agotadores, casi llegando al refugio, una bestia de las nieves te sorprendió. Toda tu vida pasó ante tí, caíste de rodillas agotada y cerraste los ojos temiendo el final. 

—¡Vaya…! Veo que reconoces a tu Rey. 

Medio abriste los ojos viendo a Loki ante tí.

—Antes prefiero morir. 

—No lo creo. —sin apenas fuerzas caíste pero rápidamente Loki te recogió en sus brazos y te llevó dentro del refugio. Tus ojos lo miraban con miedo, pues, a sabiendas de que Frek era Loki, su forma real te hacía sentir mal. 

—Estás helada… Toma… —puso una capa por mis hombros mientras me miraba con cierto recelo. 

—Si viene Frek te matará. 

—No lo creo. 

Respiraste varias veces para relajarte y entrar en calor. 

—Estas en su refugio, no deberías estar sin permiso. 

—No tengo que pedirle permiso para estar aquí, soy el Rey. Y, te recuerdo que estás desterrada de mi Reino. Debería matarte… —miró a otro lado..

—¿Y por qué no lo has hecho? Te gusta torturar demasiado.

Te miró con cara de pocos amigos. 

—No tengo que darte explicaciones.

Tus ojos ardían de rabia, no podías entender qué juego estaba llevando a cabo. 

—¿Puedo ayudarte en algo más? —preguntaste visiblemente enfadada. 

—¿Me estás echando?

—Te estoy invitando educadamente a marcharte.

La chispa de desafío en tus ojos encontró la respuesta en la mirada intensa de Loki.

—¿Por qué te importa mi supervivencia? ¿Es acaso parte de tu retorcido entretenimiento? —tus palabras resonaban con un tono desafiante.

Se acercó, la proximidad aumentaba la tensión en el aire.

—No todo en la vida gira en torno a tus pequeños problemas. Hay asuntos más grandes en juego de los que ni siquiera eres consciente.

—No necesito tu protección. No pedí venir a este lugar y mucho menos ser tu preocupación. —respondiste, la frustración se acumulaba en cada palabra.

Loki sonrió con arrogancia.

—No te equivoques. No estoy haciendo esto por ti. Hay razones más profundas que escapan a tu comprensión limitada.