Prefacio

43 3 0
                                    

Mansión Höller en Bonn, Colonia, Renania del Norte – Westfalia, Alemania, hace veinticinco años.

Era el cumpleaños número cuarenta y uno de la Luna Marie, y en donde debía haber alegría y celebración, solo había espacio para la preocupación y la tristeza. El hijo macho aún no llegaba, y cada cumpleaños la acercaba a la edad en que las licántropas ya no pueden procrear. Marie sentía que era culpa suya, aunque Killari, la bruja más importante de la manada, aquella que alguna vez fue la Bruja Suprema, le había dicho cientos de veces que ella no tenía ningún problema físico ni psicológico que causara los más de quince abortos espontáneos que ya contaba. Sentada enfrente del pastel de cumpleaños, cuyas velas eran la única luz que alumbraba el gran comedor de la mansión, Marie lloraba pensando que la tenue luminosidad ocultaba su llanto, pero para los agudos ojos licántropos de su esposo, hijas, suegros y abuelos, así como para los del elfo, compañero predestinado de su hija mayor, era obvio que sufría porque un año más de vida significaba para la Luna Höller menos posibilidades de concebir un hijo macho.

A los veintidós años fue madre por primera vez. Después de un hermoso embarazo que gozó por las atenciones de Maximiliam, el Alfa Höller, su amado predestinado, nació su hija Marion. Algunos hicieron notar que la racha de primogénitos machos que se había mantenido por diez generaciones se había interrumpido, pero eso no restó felicidad al Alfa y a su Luna. Cinco años después volvería a parir a otra niña, a Marianne, y los murmullos de no tener al heredero del mando alfa entre ellos se hacían más fuertes. Dos años después del nacimiento de su segunda hija, Marie dio la noticia de estar nuevamente embarazada, pero, en la octava semana de gestación, un repentino sangrado avisaba que esa cría no nacería. Así pasaron doce años, y quince embarazos más que no superaron las nueve semanas. Cada lágrima que derramaba en ese cumpleaños era por los hijos que no nacieron, por el posible fin de la Manada Höller, por la Profecía que no se haría realidad.

Los brujos sabían que los abortos espontáneos, sin ser motivados por la violencia, sucedían porque en ese momento no había un espíritu que quisiera tomar posesión del cuerpo que se estaba formando. Killari no compartió esta información, ya que temía hacer sufrir más al Alfa y a la Luna Höller, ya que no solo Marie era afectada por los comentarios que se alzaban a su alrededor por no parir un hijo macho, también Maximiliam lamentaba la situación y sentía la presión de su padre y abuelo, ya que tenían miedo de ver en un futuro cercano la disolución de la manada al no contar con un heredero. Ante la difícil situación, Maximiliam recurrió a Killari para pedirle consejo. El Alfa buscaba algún hechizo o conjuro que le ayudara a tener un hijo varón. Al no tener ningún problema físico o psicológico que limitara la concepción, la bruja no podía ayudarlo porque no hay manera en que un ser que no sea el Dios Supremo o la Madre Luna cree vida sin tener que recurrir a las artes oscuras. En esa visita, después del sexto aborto espontáneo que padeció Marie, Killari pudo contemplar cómo todo el poder y valentía que poseía el Alfa, se diluían con las amargas lágrimas que caían de sus ojos, haciendo notoria la llegada de la desesperación y el miedo.

(...)

Cada inicio de año, Killari hacía un conjuro para visualizar alguna predicción que avisara el nacimiento de un hijo macho del Alfa y de la Luna, pero por los últimos doce años no hubo ningún indicio. Un Año Nuevo estaba cerca, y la bruja tuvo un sueño premonitorio. Vio que en una noche de luna de sangre ayudaba a Marie a conectar con un espíritu. Continuando el sueño, Killari vio que el mensajero de la Madre Luna le habló para revelarle que es necesario que la madre convenza al hijo de querer encarnar. Al despertar la bruja, confirmó que el próximo 25 de febrero habría luna de sangre, así que comenzó a estudiar el hechizo que haría para conectar a la madre con el hijo.

A una semana de la luna de sangre, Killari reveló a Marie el sueño que tuvo y la fecha en que haría el ritual para conectarla con el espíritu de su futuro hijo. La Luna Höller no creía lo que la bruja le decía, además que no entendía por qué debía convencer a un espíritu de encarnar, si se supone que todos lo desean.

El Puro que AúllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora