Capítulo 17

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En la segunda semana de entrenamiento pude llegar a lo máximo de mis habilidades, por lo que Marion propuso que continúe los siguientes días como instructor. Los guerreros avanzaban a buen ritmo con ambas etapas de entrenamiento, y varios ya habían cerrado el de fortaleza mental a finales de la segunda semana. A los pocos que quedaban con ese logro pendiente, los ayudé escuchando sus experiencias para poderlos orientar a cómo llegar a la mejor solución, que no solo permitía superar la prueba, sino ayudarles a obtener el control de sus emociones. Con el derecho ganado de volver a tener a mi Luna el fin de semana, Amelia hizo el segundo viaje con Elrond y Caroline y el tercero con mis padres y Cassie, ya que mi sobrina deseaba ver a Marion y Haldir.

Ya era el último jueves por la tarde en la hacienda y aún no sabía quién acompañaría a mi amada. Llamé a papá para preguntar si ya habían discutido sobre eso, a lo que afirmó que Amelia viajaría con Kiram, Bastian Heinz y su compañera Hilda. Mi sobrino tenía el fin de semana libre, y quería que Sara confirmara que el entrenamiento mental que hizo con Ravi estaba concluido. «Mi hijo no me tiene fe», escuché decir a Ravi cuando papá me comentó el motivo del viaje de Kiram. Bastian era el jefe de seguridad de Renania, y le importaba mucho ver el progreso de los guerreros de la manada en Lima. Al preguntar por mi Luna, papá me dijo que aún no llegaba con Marianne y me sugirió que le dé una media hora antes de llamarla porque debían estar detenidas en el tráfico de Lima, el cual es terrible durante las horas de mayor tránsito vehicular.

Iba a esperar esa media hora, pero llegó a mí una horrible sensación de miedo que al principio no supe entender a qué se debía. Cuando concluí que era por Amelia, hice una videollamada. Al principio me tranquilicé al verla, pero cuando me di cuenta que no estaba en la mansión o acompañada por algún guerrero de la manada, el miedo que percibí se mezcló con desesperación, terminando en pánico cuando perdí la conexión que no pude retomar.

– ¡SARA! -grité pensando en que era mi única opción de ayuda.

– ¡¿Qué pasa, Stefan?! ¿Por qué gritas? -preguntó Marion cuando llegué al comedor, donde estaban todos los hospedados en La Casona.

– ¡¿Dónde está Sara?! ¡ES URGENTE! -volví a gritar.

– En la casa de Erasmo -dijo Matthias, y salí corriendo en mi forma de lobo.

Comencé a aullar para que Sara me dé el alcance antes de llegar a la zona de las casas de los empleados humanos. Ella me dio el alcance a un kilómetro antes de llegar a la casa de Erasmo.

– ¿Cómo te ayudo, Stefan? -preguntó al leer mi mente y entender mi preocupación.

– Tengo que ir a donde está Amelia –dije regresando a mi forma humana.

– Por el recuerdo que vi en tu mente, puedo confirmar que la videollamada se perdió porque Amelia salió de esta dimensión –escucharla decir eso no me ayudaba a calmarme.

– ¡¿Qué?! -pregunté cada vez con más pánico. Iba a continuar pidiéndole que me ayude a llegar donde estaba mi Luna, cuando sentí un enorme dolor en mi cabeza y abdomen bajo que me hizo gritar.

– ¡Amelia está en peligro! -dijo Sara al ingresar a mi mente y detectar que el dolor que percibía era porque mi Luna estaba siendo atacada-. Está en una dimensión paralela que los brujos utilizamos para ocultar las batallas de los pueblos sobrenaturales a la humanidad.

– ¡DEBO IR A SALVARLA! – grité aún con dolor.

– Entonces cálmate. No puedes llegar a ella usando un portal en la condición en que estás, podrías perderte entre las dimensiones, ya que yo sola no puedo abrir un portal unidimensional.

Tomé aire profundamente varias veces para relajar mi respiración, despejar mi mente y estar en control. Ya tranquilo, Sara recitó un hechizo y abrió un portal que crucé de inmediato. Durante los breves segundos que estuve en ese camino interdimensional, pude ver a Gianluca pidiéndole a Sasha hacer el conjuro para llamar a un poderoso demonio porque no podían reducir a... ¿Catalin? Apresuré el paso y aparecí enfrente de Sasha, a quien tomé del cuello para evitar que siga pronunciando el conjuro.

El Puro que AúllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora