El último verano sin ti [Editando]

Demasiado Tarde |3

I've loved you three
summers now, honey,
but I want 'em all

Lover - Taylor Swift

~ Julio 2022~

ZON

Ir de vacaciones acompañado de tu hermana y su familia, muchas veces pareciera no ser la mejor de las opciones, pero en mi caso sí que lo es.

Durante dos años, cada vez que podía, venía a Grecia a descansar. Nunca tuve tanta suerte como para volver a ver a Selene, así que supuse que probablemente ella ya había dejado todo atrás. Normalmente hubiera venido un par de semanas antes y ahora estaría de regreso a casa, pero este verano, dado a que no vengo solo y que dichas personas tienen sus propias vidas con distintos horarios que los míos, el viaje se tuvo que posponer unos cuantos días y sinceramente creo que ha sido lo mejor para el pequeño Matt, hay más gente en el lugar de lo que suele haber cuando vengo solo, así que ha tenido la oportunidad de conocer más niños de su edad y jugar con ellos. Justo como lo hace ahora, que él y su amiguito del cual ya olvidé el nombre, juegan con una pelota de playa a lanzarla y a que no se les caiga en la arena.

Al observar a Matthew reírse y a su madre viéndolo con el más puro de los amores no puedo evitar pensar en mi madre y en todos esos momentos en los que nos tomaba a mi hermana y a mí para salir a jugar, para ir a algún paseo espontáneo o cualquier otra cosa que se le ocurriera, porque ella adoraba pasar tiempo con nosotros y escucharnos reír. Ahora, cada que escucho la risa del pequeño rubio lo entiendo. Entiendo eso que tanto adoraba mi madre de nuestras risas infantiles.

Mi vista regresa a mi hermana y a su esposo que la abraza por los hombros diciéndole algo que hace que a ella se le ilumine el rostro y se le extienda una gran sonrisa. El corazón se me oprime y siento alguna especie de celos, y no es que le desee lo peor a mi hermana y a su vida, son celos de que me gustaría alguna vez en mi vida ser tan feliz como lo son ellos con la pequeña familia que están formando. Las manos de mi cuñado van al pequeño bulto que se está formando en el vientre de mi hermana e inevitablemente despego mis ojos de ellos, se siente como invadir su privacidad.

Mi atención regresa al par de niños que juegan justo en el momento en el que Matthew vuela lejos la pelota y sale corriendo detrás de ella. Sin querer interrumpir el momento de mi hermana y su esposo, voy detrás de él.

La pelota ha salido al lado contrario de donde nos encontramos disfrutando de la playa. Paso a lado de un local que vende bebidas y algunos aperitivos. Busco a Matt con la mirada y voy tan distraído que casi choco con un chico castaño que va directo al local.

- Disculpa - me disculpo y regreso mi vista al pequeño rubio que se ha detenido frente a una chica.

La pelinegra se retira los lentes de sol y me quedo completamente paralizado al verla.

El cabello lo tiene hasta los hombros. Su rostro es maduro, como el de una mujer que ha pasado por mucho, pero sin dejar de parecer joven. Luce bastante sorprendida con el niño tímido que tiene frente a ella. Se ve muy diferente, pero nunca podría olvidar esos ojos grises.

Selene

Después de tanto tiempo vuelve a estar frente a mí. Una vez más la tengo tan cerca, tanto que incluso puedo sentir la lejanía de nuestros corazones.

De todas las veces que vine, no puedo creer que finalmente esté aquí y que yo no sea ni capaz de moverme de mi lugar. Tengo tantas preguntas, pero se que no me merezco ninguna respuesta y aun así no puedo evitar pensar y sentir todo aquello que creí que había enterrado en lo más profundo de mí para dejarlo en el olvido, pero sí casi tres años no hicieron nada por desaparecer esos sentimientos dudo que algo lo haga.

Justo cuando estoy por dar un paso hacia ella, el mismo chico castaño vuelve a atravesarse en mi camino y ahora es él quien se disculpa. Lo dejo pasar y no sé si fue buena o mala idea ya que en ese momento Selene voltea en mi dirección, estoy casi seguro que el chico me cubre y una parte de mi lo agradece mientras que otra lo odia. Quisiera que me viera, quisiera ver que es lo que pasa cuando me reconozca, si se acordará de mí, si sonreíra o si fruncirá su ceño, o incluso si le dará igual, aunque pronto todo esas ideas desaparecen porque cuando veo ir al chico directo hacia la mujer en la que no he dejado de pensar tantos años siento mi cuerpo tensarse. Y para hacerlo todavía peor se que ella lo observa únicamente a él.

Cuando le entrega la pelota a Matthew y éste sale corriendo en mi dirección lo detengo para que no se vaya solo, aunque en realidad planeo quedarme viendo un poco más.

Selene y el chico beben unas copas mientras conversan aunque no hay nada raro en ello, quizá son amigos o eso me digo para no perder mis recién adquiridas esperanzas de nuevo.

Ella parece atragantarse con su bebida y por instinto doy un paso hacia el frente con intención de ir la a socorrer, pero me doy cuenta del error cuando el castaño se acerca y él mismo lo hace. Mis esperanzas se van al carajo de nuevo después que, de unas cuantas palabras Selene le besa la mejilla, aunque de nuevo trato de convencerme de que eso también lo haces con un amigo.

¿Qué no haces con un amigo?

Bueno besarte en la boca de la forma en la que Selene y el castaño lo hacen ahora. Eso definitivamente acaba conmigo y como no puedo soportar más decido tomar la mano de Matthew e irnos.

- ¿Qué te he dicho de no irte solo Matt? - le reprendo y él me mira arrepentido.

- Lo chento, tito - se disculpa

- Está bien. A la próxima tienes que avisarme o a tus padres ¿de acuerdo?

Asiente y cuando ve al niño con el que jugaba vuelve a sonreír y sale corriendo junto a él para continuar jugando.

Si alguien nos viera a Matthew y a mí dirán si dudar que es mi hijo, algo con lo que suelo molestar a mi hermana, porque a pesar de ser mi sobrino y que mi hermana y yo compartimos muchos rasgos, él realmente no se parece a ella, ni a su padre. Es una réplica exacta mía y eso me hace sentir el tío más orgulloso del mundo.

Cuando vuelvo a sentarme, mis pensamientos regresan a la pelinegra que tanto he extrañado y comienzo a arrepentirme de todas y cada una de las decisiones que tomé aquel fin de verano. Sí, la empresa es mía ¿pero a qué costo?

Ahora, cuando finalmente la tengo a metros de mí, que podría ir y hablar con ella si quisiera, es demasiado tarde para enmendar mis errores. Desde que decidí no contestar aquellos mensajes sabía que no habría vuelta atrás, pero no creí que lidiaría con las consecuencias tan de cerca.