Beso carmesí [SettPhel]

Capítulo 6 : Rastro de aroma

Los rayos del sol se colaron con facilidad en la habitación de Sett, todo el lugar siendo envuelto en una calidez mañanera marcando el término de la helada noche invernal. El pelirojo apretó los ojos al sentir como uno de los tibios destellos llegaba hasta su rostro, comenzó a despertar lentamente algo aletargado, sin haber sido consciente en que momento se había quedado dormido sobre la cama, a penas se había cubierto con una de sus mantas, aún manteniendo las ropas del día anterior. Frunció el ceño adormilado moviendo su cuerpo, en el sutil estiramiento, se le deslizo el celular de entre los dedos sorprendiéndolo, lo había olvidado, el chico se había quedado despierto hasta tarde esperando el mensaje del azabache.

Frustrado observó la pantalla desbloqueando el celular para notar que el último mensaje del chat mostraba el claro color de haber sido revisado, el mitad vastaya apretaba los labios apenado de haber sido dejado en visto.

- ¿Muy ocupado para responderme? - se preguntó para sí mismo con cierto recelo dejando escapar un gran bostezo.

Sett suspiraba apenado por haberse dejado llevar por la molestia al haberse hecho ese comentario, simplemente extrañaba demasiado a su amigo, después de todo antes pasaban mucho más tiempo juntos, hacía mucho que ya no se daban momentos como el día anterior, no era la primera vez que Aphelios no le respondía un mensaje y más tarde se disculpaba por no haber leído su chat pero Sett se conformaba con eso, aún que anhelaba más tiempo con el chico, desistía e intentaba entender que el chico tenía muchas responsabilidades académicas, que gracias a su familia, suponía que debía tener muchas exigencias para el futuro.

Su Madre estaba alegre de que al menos estuviera sacando buenas notas y manteniéndose lejos de problemas, se esforzaban juntos y se apoyaban mutuamente y eso estaba bien, era más que suficiente para su familia, sin embargo, le apenaba ver que el concepto de familia siempre parecía tener una reacción completamente negativa por parte de Aphelios, muy diferente a el. Justo cuando sus pensamientos estaban dando vueltas en el agradecimiento que tenía hacia la persona que le dio la vida, su voz se pronunció.

- Settrigh, te he estado llamando hace...- la vastaya entro en la habitación abriendo la puerta con tranquilidad, sin embargo, al ver a su hijo aún con la ropa del día anterior a penas despertando le hizo fruncir el ceño, apoyando ambas manos sobre las caderas.- Settrigh ¿Si quiera te acostaste bien anoche? Te he estado llamando durante media hora ya, el desayuno esta listo.- la mujer prosiguió a cruzarse de brazos suspirando apenada, un poco preocupada de percibir cierta inquietud y cansancio en el gesto de su hijo. 

El pelirojo se sorprendió un poco, incluso con sus agudizados sentidos no había escuchado el mínimo eco de sonido de la voz o los pasos de su Madre, sus peludas orejas no reaccionaron, aún se sentía aletargado por la abrupta caída en los brazos de Morfeo, ni siquiera el estaba consciente de la hora en la que se habría quedado dormido. 

Sett se restregó el rostro con una mano intentando despabilar para responder de manera más decente, apretó un momento los ojos para aclarar la vista, ante el gesto aletargado, la mujer vastaya no estaba convencida.

- ¿Todo bien, cariño? - su madre se acercó hasta el costado de la cama acariciándole el cabello a su hijo entre las orejas peludas.

Sin importar su edad, Sett jamás rechazaba aquel tacto materno, cerró los ojos un momento inclinándose hacía la mano de su Madre, suspiró levemente desviando la mirada fugazmente para luego alzar el rostro y verle a los ojos.

- Si Ma, todo bien, solo un poco de insomnio.- respondió con algo de inseguridad en la voz, después de todo no era mentira al cien por ciento pero omitía el origen de su inquietud.

A pesar de que la vastaya no se sentía convencida del todo con el tono de voz en el semblante de su hijo, decidió no presionar, se limito a regalarle una sonrisa cariñosa, un cálido gesto junto a un beso en la frente lograron reforzar una sonrisa más tranquila en el rostro del mitad vastaya.