Capítulo 10 : Sigue la Luna - parte II -

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Lo único que resonaba en ese cuarto eran los sollozos del mellizo lunar, Aphelios no había llorado de esa manera hace años, acostumbrado a reprimir sus emociones, escapando de sus propios recuerdos enternecedores, sintiéndose demasiado débil para mantener las memorias en su corazón sin sentirse afectado por ello, intentaba cohibir cualquier destello cálido del pasado, sobre todo las que estaban relacionadas al Sett, Aphelios solía flaquear entre pesadillas cada vez que el anhelo por volver a verle era rápidamente frustrado por la cruda realidad.

Comprendiendo que esas emociones eran un riesgo para sus misiones, Aphelios se enfatizó en bloquear sus propios sentimientos, sin revivir en lo más mínimo el pasado, manteniéndose lo más neutral posible para mantenerse enfocado en su rol como asesino, se intentaba convencer a sí mismo que no necesitaba nada ni nadie más que su melliza, mientras pudiera continuar en mantenerla a salvo, la vida seguiría su curso mientras se mantenía en funcionamiento como el arma que le entrenaron para ser.

¿Ahora? No había nada más en la mente de Aphelios que Sett, solo Sett. 

El calor que emanaba del cuerpo del mitad vastaya era más cálido que cualquier sensación que había sentido en toda su vida, apenado de llegar a mancharle el vendaje con sus lagrimas, el chico lentamente comienza a mantener la calma respirando profundo, tras pocos segundos le suelta, deslizando las manos por el torso del pelirojo, acomodando ambas manos sobre sus hombros, intentando limpiarse el rostro con las manos empuñadas.

Sett no pudo evitar estrecharle con más fuerza, enrollándolo completamente con ambos brazos, solo soltó su agarre al escuchar las risas de muy bajo sonido provenir del azabache.

- Perdón ¿Muy fuerte? - preguntó Sett apenado, liberando su agarre lo suficiente para bajar el mentón y cruzar miradas con el chico.

Aphelios negó con la cabeza desviando la mirada un momento pensativo, seguramente debido a las lagrimas su rostro debe verse extraño aún que eso era lo mínimo que le importaba en estos momentos. Sett observó notando como el chico se acurrucaba en su agarre, acunándose entre sus brazos y su pecho, siendo más consciente de la diferencia de tamaño que se había creado después de tantos años, el mitad vastaya se aclaró la garganta apenado intentando no sonrojarse al notar como solo con ambas manos era capaz de rodear toda la espalda y cintura del contrario, por suerte el sonido fue percibido como un dolor y no vergüenza.

- ¿Te duele algo? - la voz de Aphelios en tan suave tono preguntando en genuina preocupación, toma a Sett con la guardia baja haciendo que sus mejillas ardan levemente.

Sett estaba esperando interpretar más lenguaje de señas pero se siente bendecido de poder escuchar la voz del azabache una y otra vez, en distintos tontos, dulces, preocupados, cada palabra creaba un cálido destello en el corazón del mitad vastaya.

- Uh, todo un poco creo.- respondió de manera honesta un poco nervioso consciente de los bellos ojos obsidiana que le observaban tan cerca.

Ante la respuesta, Aphelios pestañea un poco apenado, pensando que podría causarle molestias al presionarse contra su cuerpo de esa manera, termina decidiéndose por terminar de deslizarse de entre sus brazos, Sett se muerde la lengua apretando los labios sin dejar salir la pequeña plegaria, deseando sostener más tiempo al azabache entre sus brazos, sin importarle los dolores por la herida, desea pedirle que se quede más tiempo pero desiste, calla ese deseo.

Se limita a observar como Aphelios se acomoda sentado a su lado, aún manteniendo la cercanía para que su espalda tocase las piernas del pelirojo que yacían bajo las mantas, ante aquel pequeño gesto el híbrido no pudo hacer más que sonreír enternecido, parece que el no era el único que anhelaba ese contacto constante. 

Beso carmesí  [SettPhel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora