Capítulo 20 : Sentimiento honesto

88 11 3
                                    

Era extraño sentir comodidad e inquietud al mismo tiempo, las últimas horas habían creado una completa montaña rusa en su mente, corazón y estómago, de alguna manera, Sett aún se sentía con un cosquilleo de vértigo, emocionado pero nervioso, ligero en la burbuja de sus hipnotizados pensamientos sobre el preciado azabache y al mismo tiempo, completamente incómodo, con la ropa y las orejas mojadas, solamente esperando en el cuarto del chico, esperando su turno para bañarse y también para poder hablar con Aphelios, después de lo que sucedió, había perdido la oportunidad de hablar con él.

Y sin duda, perdió la oportunidad de seguir la conversación esta noche, Alune le había dejado lista la ropa que había lavado y secado mientras él estaba en la ducha pero a medida que los minutos pasaban, Sett escuchaba un poco de movimiento en la casa, a pesar de estar echado sobre la cama con los brazos cruzados detrás de la cabeza, no estaba completamente tranquilo, bajaba la mirada hacia la cama improvisada en el suelo y terminaba observando la puerta inerte. Su esperanza quedó puesta en espera cuando fue sólo la chica quien tocó a la puerta, pidiendo la muda de ropa de su hermano, claramente apenada de ser la intermediaria en la situación ya que Aphelios había decidido dormir en el cuarto de la melliza.

¿Y qué más podría decir que "okey"? Sett no quería insistir al respecto y notaba la incomodidad de la peliblanca que prácticamente enviaba el mensaje, bombardearla con preguntas solo le iba a dejar peor en frente de la chica, ella los vio, ella sabe y sabe que Sett sabe. ¿Tenía otra opción? No realmente. El mitad vastaya se acomodó en la cama, observando el techo en un incesante río de pensamientos que le impedían conciliar el sueño. Una pregunta tras otra, se intentaba responder a sí mismo ¿Le gustó el beso a Phel? Claro que sí, correspondió al beso, me aferró a él de la misma manera en que yo me apegaba ¿Fue muy lejos? Solo quería entender qué sucedía, haciendo memoria, el pelirrojo se sonrojaba apenado sin recordar en qué momento de la conversación las cosas se habían encendido de tal manera.

No se arrepentía en lo más mínimo, Dioses no, Sett estaba perdido en la reminiscencia de los tibios y suaves labios del azabache contra los suyos, suspiró frustrado volviendo al fallido intento de buscar el sueño, dando vueltas en la cama sin mucho éxito. ¿Si le había gustado tanto, entonces porque no quiso verlo esta noche? Sett negó con la cabeza, recordando el momento que compartieron.

Estoy seguro de que solo necesita un poco de espacio, fue el último pensamiento que cruzó la mente del pelirrojo antes de finalmente encontrar una posición cómoda, durmiendo entre suaves ronquidos.

Aún si estaba perdido en sus propios pensamientos, el cansancio era bastante real, tal y como le dijo Alune, el área de la herida seguía sensible y las ligeras molestias en su abdomen cedieron pronto para dejarlo descansar. La noche pasó más rápido de lo que Sett anticiparía, termina durmiendo profundamente con el pasar de las horas en un pestañeo, a medida que llega la mañana y su mente alcanza un estado más superficial en el sueño, sus orejas se arquean instintivamente ante un sonido cercano, aleteando fugazmente con torpeza.

Sett arruga la nariz, frunciendo el ceño en un intento por alcanzar la conciencia para despertar, el sonido el difícil de detectar, a comparación de Alune, la sola comprensión despierta a Sett, pestañeando varias veces, vagando aún entre los sueños y la realidad, le toma unos segundos enfocar la mirada en la habitación, la cama, el regazo junto a pálidas manos que se congelan a mitad de camino antes de encontrar su rostro. Sett pestañea una vez más, alzando la cabeza, encontrando bellos ojos obsidiana observando con sorpresa y ternura, devolviendo las manos a su propio regazo en aparente arrepentimiento por fallar en regalarle caricias mientras dormía.

Que suerte la mía ¿Por qué no pude despertarme unos minutos después? Sett maldice con diversión para sí mismo, convencido de que despertarse gracias a tímidas caricias en su cabello o rostro habría sido demasiado agradable. Aún así, cada duda que le persiguió antes de caer dormido, se desvanece en el momento en que Aphelios es lo primero que ven sus ojos al despertar.

Beso carmesí  [SettPhel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora