Capítulo 4

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—Señor disculpe ¿Sabe dónde queda está dirección?— uno de los hombres de Snake se acercó a Aziraphale con un papel desgastado en la mano— llevo horas buscando y si no llego, la familia de mi esposa va a odiarme.

Aziraphale soltó una risa antes de ver la dirección — Bueno, en su defensa puede decir que es una ubicación algo confusa— admitió antes de darle indicaciones más específicas para que pudiera llegar — Le llevaría hasta el lugar, pero las bolsas no me dejan.

—¿Quiere que le ayude?

—Oh no es necesario, pero gracias por la amabilidad.

—Mi hermano fue quién me enseñó eso— el Beta soltó un suspiro de alivio casi imperceptible cuando observó como Snake llegaba hasta ellos— Hablando del diablo.

Aziraphale apretó los labios cuando aquel aroma familiar ingresó a sus fosas nasales.

—¿Ya encontraste la dirección? Vamos tarde— farfulló Snake deteniéndose cuando Aziraphale hizo el ademán de comenzar a caminar— No esperaba verte otra vez.

El Omega casi hace una mueca de disgusto cuando sus ojos y los de él se encontraron.

—Yo tampoco.

—Lamento mi comportamiento de la última vez— Snake hizo una mueca al notar el rechazo de Aziraphale— No fue muy educado de mi parte. Por favor, déjame ayudarte— sin esperar respuesta, tomó una de las bolsas que Aziraphale llevaba repleta de artículos para bebé.

—No, no, deben de llegar a su reunión.

—Mi esposa va a comprender porque nos tardamos, es más, apuesto a que nos regañaría si sabe que vimos a un Omega en ese estado y no le ofrecimos ayuda— el otro hombre tomó la segunda bolsa, logrando que Aziraphale estuviera en medio de ambos — Ni ella, ni mi cuñado perdonaría semejante falta de atención.

Aziraphale solo les compuso una sonrisa antes de caminar hasta la casa de su tía, dónde Anathema ya le esperaba con un tupper de comida en la mano.

—La tía te manda esto — la Omega miró a ambos hombres antes de detener sus ojos en su amigo — Te daría más comida pero no sabía que tenías invitados.

—Solo me ayudaron con las bolsas— respondió sin ánimos de explicarle nada—Pero tienen una dirección a la cual llegar.

—Yo puedo llevarlos, aún tengo algo de tiempo libre antes de trabajar — Anathema tomó con entusiasmo el papel antes de empezar a caminar por la dirección contraria a dónde habían llegado.

—¿Vas a estar bien estando solo?— Snake no tenía la más mínima intención de moverse de dónde estaba.

—¿Quién te dijo que estaba solo?— Aziraphale casi gruñe antes de abrir la puerta— Es mejor que vayas ahora, no quiero que tú familia se enoje.

—Nadie va a preocuparse por mi, te lo aseguro — Snake chasqueó la lengua — Mi nombre es Anthony , aunque todos me dicen Crowley y en verdad lamento mi actitud del día anterior, no quería incomodar, es solo que me cuesta relacionarme con la gente, no soy muy bueno hablando — con una pequeña sonrisa de disculpa dibujada en el rostro se alejó de él hasta perderse en la lejanía.

»¿Por qué demonios le dije mi verdadero nombre?«

Crowley, mejor conocido como Snake, jamás había dicho su nombre a alguien que no fuera el Patrón o su círculo más cercano de sicarios, era muy cuidadoso y pensaba en cada acción que hacía porque sabía que cometer un error le podía costar la vida, pero aún con esa información grabada a fuego en su cerebro, en cuanto él estuvo cerca de Aziraphale sus labios no se contuvieron de decirle la verdad.

Alfa | Ineffable husbandsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora