Capítulo 3

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—¿Alguna noticia de mi Omega, Snake?

El aludido rodó los ojos, lo que más le molestaba era que le presionaran para que hiciera un trabajo, pero reprimió las ganas de responder, después de todo ese hombre le había salvado la vida.

—No, ninguna, ya busqué en el pueblo donde me dijo pero nadie recuerda ver a la familia de su Omega desde hace años— Snake omitió decir que la gente de aquel lugar le había contado la maravillosa y dulce historia de cómo el Patrón y aquel Omega terminaron juntos, porque seguramente a Emilio eso no le importaría.

Y si bien, él se repetía que no le importaba la historia, no podía evitar recordar a su propia familia al saber el pasado del Omega.

—Entonces solo queda un lugar.

—Si, ya vamos en camino ¿Quiere que le demos algún mensaje en cuanto lo encontremos?

La línea se quedó en silencio durante largos segundos—No, no es necesario, hablaré con él en cuanto regrese a mí, solo, trátelo con cuidado, recuerde que espera a un hijo mío.

—No se me olvida, señor.

Snake tiró su celular en una de las calles llenas de vegetación, para después internarse en aquella carretera que le dejaría cerca de un aeropuerto.

—¿Está seguro de que no quiere viajar en camioneta? A usted le gusta admirar la vegetación.— uno de sus hombres le miró por el retrovisor, intentado aligerar el ambiente con aquella pregunta.

—Está vez no tenemos el lujo de perder el tiempo en esas actividades, el Patrón requiere de nuestra eficiencia y no voy a ser yo el que lo haga enojar.

Y aunque la mayor parte del tiempo Snake se la pasó durmiendo, tuvo que ponerse en alerta una vez llegaron a la ciudad.

—Es mucho mejor este clima, no soporto el calor del norte— uno de los hombres de Snake sonrió al sentir la brisa fresca que golpeaba su rostro—¿Podemos ir a comer? Nos estamos muriendo de hambre.

—Primero vamos a buscar un hotel en donde quedarnos, después iremos a comer a donde quieran, buscaremos al Omega mañana, estoy muy cansado como para empezar a interrogar gente.

Sus acompañantes se mostraron felices con la respuesta, y en definitiva su aroma cambió radicalmente una vez fue saciada su hambre en el restaurante del hotel dónde se quedarían hasta que completaran su trabajo.

—¿Quiere que adelantemos terreno? Podemos ir a buscar al Omega, es una ciudad grande y encontrarlo no será fácil.— comentó uno terminando de beber su botella de agua como si la vida se le fuera en ello.

Snake ni siquiera se digno a mirarlos cuando respondió.

—Pueden ir a hoteles con servicio de música en vivo, bares, o lugares similares, le gusta cantar y es más probable que lo encuentren en un lugar así—comentó Snake tocando el puente de su nariz, el dolor de cabeza estaba tomando más fuerza en los últimos días—Su familiar registrado aquí es una tía llamada Uriel, pueden ir a sitios de gobierno, dar un poco de dinero y listo, en pocos días estaremos descansando.

Ambos hombres se levantaron de la mesa haciendo el menor ruido posible, pues sabían que cuando su jefe estaba irritable, era mejor no molestarlo.

Así que una vez Snake supo que estaba solo, subió a su habitación, dejando que el sonido de los autos sirviera de arrullo para su agitada mente que no dejaba de colocar imágenes de un hombre al cual no podía verle el rostro.

Pero ni siquiera cuando dormía, era capaz de borrar de su mente a su madre y hermana, aquellas mujeres que debía proteger y no pudo. Si, sabía que no había tenido la culpa, pero le era inevitable sentirse así cada que se quedaba solo, pues no había nada a su alrededor que fuera capaz de hacer guardar silencio a sus pensamientos.

Alfa | Ineffable husbandsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora