Capítulo 7

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Los gritos de la hermana de Crowley llegaron al mismo tiempo que la imagen de su madre siendo torturada bailaba frente a sus ojos. La mujer tenía gruesas lágrimas bajando por su rostro, se mordía los labios y el interior de las mejillas en un intento desesperado por no quejarse cuando las uñas eran arrancadas con violencia de sus dedos.

—¡Haré lo que quieran! ¡Basta por favor! ¡Dejen en paz a mi madre!

Sus súplicas solo hicieron que uno de esos hombres se comenzara a bajar el cierre del pantalón, tomando con fuerza la mandíbula de la mujer. Ella fijó sus ojos en los de su hijo en un intento de tranquilizarlo, fallando estrepitosamente al sentir como su boca era tomada con violencia para satisfacer a ese sicario.

Crowley intentó cerrar los ojos, no quería ser testigo de como abusaban de su madre, no quería estar ahí, solo deseaba desaparecer y sumergirse en los brazos de su mamá y hermana. Quería sentirse protegido, quería estar en su hogar.

Su cuerpo tembló al escuchar como los demás hombres también dejaban caer su cinturón al suelo, acompañando sus pasos con palabras tan denigrantes y ofensivas que el solo pensar en repetirlas, causaba escalofríos en Crowley

—Todo está bien cariño, mamá está bien.

—Abre los ojos cabrón, no seas marica— Crowley gimió de dolor cuando una bofetada llegó a sus mejillas, haciendo que rápidamente un ardor se extendiera por su piel— Ve lo que hacemos con tu madre porque después, vas a seguir tú.

Anthony no fue capaz de moverse y mucho menos de hablar, solo dejó que sus lágrimas cayeran sin parar por sus mejillas ¿Por qué demonios no podía levantarse y asesinar a todos esos enfermos? Odiaba que su cuerpo no pudiera reaccionar como se esperaba de un Alfa de su clase.

Y aunque nunca había creído en Dios, en esos momentos, rogó porque algún ser misericordioso se apiadara de ellos.

Pero la respuesta, no llegó cuando la necesitaba y mucho menos, cómo la esperaba.

—Al fin despiertas Crowley— el hombre apodado como Gallo dió un salto de su lugar al ver cómo su jefe abría los ojos— Todos estábamos preocupados por ti ¿Cómo te sientes?

Anthony observó a su alrededor, sintiéndose aliviado al saber que ya no estaba sumergido en su pasado.

—¿Dónde estoy?

—En la casa de seguridad. Llamamos a un médico y ya te atendió, dice que solo es estrés.

Snake se quedó en silencio durante largos segundos antes de ponerse de pie y empujar amablemente al Gallo, quién decidió seguirlo en silencio, pues a su jefe no le gustaba que le importunaran. A pasos lentos salió de la habitación rumbo a la cocina, dónde los demás miembros de su equipo estaban. Ellos le miraron pero el Gallo negó de forma casi imperceptible.

—Necesito que hablen con los mejores médicos que conozcan, tengo que saber si la mordida de ese Omega puede ser eliminada de manera permanente sin la intervención de algún Alfa.

El gallo casi se atraganta con su saliva al escuchar aquellas palabras.

—No puede hacer eso jefe ¡El patrón va...!

—¡Están bajo mis órdenes! Así que investiguen lo que les dije y cállense— Crowley azotó la puerta de la cocina sin terminar de beber el agua que tanto su cuerpo le pedía.

Gruñendo y quejándose salió hasta el pequeño jardín. Se tapó los ojos brevemente antes de sentarse en el césped recién cortado.

Sus pensamientos y recuerdos eran un completo caos, al igual que su lado animal que rogaba por regresar al lado de Aziraphale y proporcionarle aquel aroma que necesitaba en su etapa de embarazo.

Alfa | Ineffable husbandsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora