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Su amiga le repetía que no era su culpa. Le explicó que todo fue tan repentino y rapido para idear una manera de escapar de esa situación, que Hinata estaría bien.
Pero desde el punto de vista de Satoru solo podía culparse y observar a Hinata reposar pacíficamente en la camilla mientras se recuperaba, sus heridas sanaron más rápido gracias a la técnica inversa de Shoko. Aunque nada de eso alivia el tormento interno del albino.
Le falló, él le aseguro que la protegería y salvaría aún si su vida dependiera de eso, verla en esa camilla solo le recalcó lo inútil que fue.
¿Y si Shoko no hubiera estado? ¿Y si Nanami no hubiera llegado a tiempo para exorcizar a la maldición? Hinata pudo...
¡No, no, no! Tenía que alejar aquellos pensamientos que solo le causaba más dolor y culpa de la que sentía ya... Pero era difícil, se hace llamar el más fuerte y no fue capaz de salvar a la persona que le confío su vida. A la persona que más amaba.
Satoru se sentó a un lado de la camilla de Hinata y con delicadeza tomo su mano mientras daba ligeros masajes en el dorso.
Esta situación no podía repetirse, no volvería a repetirse.
Satoru salvaría a Hinata, no permitiría que ella sufriera otra vez... Nunca se perdonaría si algo le llegase a pasar, si la perdiera a ella también.
Ya no quería perder a las personas que realmente amaba.
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