¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Su paciencia ya estaba llegando a su límite. Cada palabra que salía de la boca del albino lograba que sus nervios se pudieran de punta y se mordía la lengua para evitar soltar alguna mala palabra. Había escuchado mucho sobre el codicioso e infantil rey, Satoru Gojo.
Hinata ya tenía una idea de lo que iba a enfrentarse cuando lo tuviera delante de ella para hablar de negocios y beneficios a ambos reinos, pero la persona que tenía en frente solo le provocaba enojo y disgusto total.
Odiaba su sonrisa burlona, odiaba la forma en que la miraba, odiaba que no se tomará en serio nada de lo que se estaba dialogando y lo que más detesto de él fue escuchar como hablaba de su reino y que se lo cediera como si fuera un pedazo de tierra o que se casará con él. Eso le provocó mucha irá y ganas de decirle a sus guardas que le cortaran la cabeza a ese hombre.
Pero se calmo, a muy duras penas, y mantuvo su compostura. Se negaba a verse afectada por sus declaraciones. Ella debía demostrar poder y el porqué era la reina.
Lo vio directamente a los ojos sin bajar la mirada. Estaba planeando que hacer a continuación, pero debía ser honesta con ella misma y aceptar que estaba en una encrucijada.
No quería que le arrebataron su reino y no quería casarse, pero ella era consciente del fuerte ejército del reino de Satoru y, aunque sus soldados fuera de élite, no se comparan a los del albino.
Chasqueo su lengua y suspiró. No quiere que su reino sufra por guerras echas a base de un capricho, la vida de cada uno de sus habitantes es más importante que hasta su propia libertad.
Ya a tomado su decisión.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
