Un cazador, una presa.
"El acto de amor más profundo, no solo se siente en la piel. También se siente en el alma. En un beso, en una caricia, o en la gloriosa embestida que te sume al deseo."
El agua de la tina estaba lo suficientemente cálida, así como a Kagome le gustaba. La noche a penas hacía su entrada y el pequeño cuarto de aseo permanecía tenuemente iluminado a base de candelabros y lámparas de aceite. Ella suspiró de satisfacción, y no solo por la tibia temperatura al rededor de su cuerpo, sino también, porque se sumergía mentalmente en las sensaciones placenteras que a través de aquel libro podía descomponer. Sin reservas, y sin omisiones.
Absorbía esas bellas palabras que se transmitían de un modo extraordinario, e incluso, un tanto peligroso. Quizás, el mero hecho de ser consciente de lo prohibido la instaba a continuar, así como una niña pequeña que sonreía por una travesura. Y esa era su indescriptible travesura; Divertida, arriesgada, y encantadora. Un texto impuro que sobrepasa a los demás libros que reposan en abandono sobre su cama. Historias que posiblemente comenzaría a leer en cuanto su privacidad le fuese interrumpida, y la que ahora aprovechaba para investigar e introducirse en las páginas de un libro mucho más intenso. Con la piel arrugadita por el tiempo de remojo, y sin embargo, aquello parecía carecer de importancia cuando disfrutaba de una narración que le abría las puertas hacia aquel mundo desconocido.
"(...) ¡Oh! ¡Dios! Dejad que sus gemidos se conviertan en su mayor canto. Dejad que su agudo grito le de la fuerza de continuar. Adentro... Más adentro. Entonces ese placer se volvería una tortura. La quemaría como un fierro encendido y buscaría su libertad. ¡Pero no se la des! ¡Oh, mi señor! ¡No le arrebatéis a esta pareja la oportunidad de yacer juntos! Mejor haz de los quejidos en la mujer que tiembla, sean auténticos fluidos que lo reciban (...)"
Sus picos se erguían a través del agua y se sonrojaban como dos montículos que esperan el tacto sobre la piel. ¿Será ese el poder maligno que este libro produce a quien lo lee? ¿Será este sentimiento, una lujuria indomable?. Una de sus manos se elevó con parsimonia, produciendo un sonido mojado al emergir, y húmeda, cruzó hacia la página ciento setenta y uno que contaba más del erotismo existente entre los dos protagonistas de la novela.
Kagome sabía cuan deshonrado era aceptar su atracción hacia una situación similar a la de Heather String con su amando, y se sentía extremadamente avergonzada por la adicción que comenzaba a adquirir por leer más escritos así; Tan inaccesibles y severamente criticados. Al parecer a Kristen Graind —La Autora— le gustaba jugar con fuego y no se imaginaba el castigo que hubiera tenido si desarrollaba esa escritura en este lugar. Eso hacía que Kagome ansiara la evolución de su pueblo y tener el avance del pensamiento occidental.
Esa reflexión la llevó a un momento incómodo, que sufrió minutos antes de regresar a la granja, cuando fue abordada por uno de los hombres —Que en lo personal, lo describía como un tremendo avaro y egocéntrico— más perseguido entre las doncellas, y madres que buscaban casar a sus hijas jóvenes. No obstante, aquel susodicho parecía encontrar una belleza superficial en ella desde el día en que se presentó; Y ese mismo día, Kagome se afirmó a sí misma su desagrado hacia él.
—Es un gusto volver a veros, señorita Higurashi. —Un escalofrío la abordó de pies a cabeza, en cuanto oyó la voz grotesca de Naraku Jons a sus espaldas. Uno de los cazadores más admirados en Callassya.
El hombre le llevaba al menos dos décadas de vida, y aunque era un fortachón inteligente, e incluso algo apuesto dentro del rango de la edad, a Kagome le producía una repulsión inevitable por la suciedad y el olor grasiento que destilaba constantemente. Sobretodo con las manchas de pólvora y la sangre animal en su ropa, además de cargar con el cadáver de un ciervo muerto encima del hombro. Solía aparentar esa "gran" fuerza siempre que se encontraban, en un inútil intento de conquistarla. Aquello no podía parecerle más humillante. Mucho más si la escenita se daba frente a otras personas.
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LA PROFECÍA
FanfictionCuenta la leyenda, que para la bestia no había una salvación. Ningún corazón puro lo amaría por quien era. Estaba condenado a permanecer solo hasta la muerte. .................................. Fecha de publicación: 27/12/2023