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⸻ En los Decimos Juegos del Hambre, Adiane Argyros del Distrito Dos es seleccionada como tributo y viaja al Capitolio, donde se encuentra con su antiguo amor, Sejanus, ahora en una posición social diferente.
Coriolanus Snow, el...
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NOTA: igual que en el capítulo de Coryo esto no será narrado por Sejanus, solo será el protagonista del capítulo.
⸻AL DESPERTAR Sejanus no pudo evitar recorrer su dedo índice a lo largo de toda la mejilla de Adiane. No quería irse y dejarla. Debía de ser difícil para ella despertar, y no quería dejarla sola en esa situación.
La verdad, Sejanus sostenía un conflicto interno. Antes de este giro de acontecimientos, había concebido una propuesta para Adiane: huir del Distrito Doce, escapar de Panem hacia un lugar completamente distinto y comenzar una nueva vida, una en la que la libertad reinara por fin.
Billy Taupe, ex pareja de Lucy Gray, acompañado por Mayfair, la hija del alcalde, y otro individuo llamado Spruce planeaban escapar del Distrito Doce con la colaboración de Sejanus, quien aceptó de buen grado, a pesar de la advertencia de Coriolanus de no hacerlo.
No obstante, la idea de escapar y empezar una nueva vida sin Adiane no entraba en sus planes. No concebía la posibilidad de enamorarse de alguien que no fuese ella.
Con pesar, se levantó para arreglarse y preparó el desayuno, esperando que tuviera el apetito para comer algo. Notó un sobre de papel en la mesa, remitido por Edine. Pensó que su lectura podría ser dolorosa para ella, pero tampoco consideraba la idea de ocultarsela. Leer aquella carta sería parte de su proceso de duelo, sin duda alguna.
Al llegar a la base, Coriolanus parecía estar esperándolo. Tan pronto lo vio, corrió hacia él con urgencia. ― ¿Cómo está Adiane? ―preguntó. ― No tengo idea. Anoche estaba estable, pero no sé cómo amanecerá hoy.
― Ojalá esté bien ―expresó Coryo rápidamente, mientras Sejanus asentía y cambiaba de tema. ― ¿Irás con Lucy Gray hoy? ―preguntó, mientras Coryo fruncia el ceño. ― ¿Con Lucy Gray?
― Sí, la viste antier, ¿verdad? Pasaste la tarde con ella.
― Ah, sí ―recordó Coriolanus ― Pero no creo que la vea hoy, aunque me enteré de que la bandada también tocará hoy.
― Deberías ir, amigo. Deberías esforzarte más por ella ―animó Sejanus, sinceramente deseando que Coriolanus fuera feliz con una mujer como Lucy Gray. ― Viviré aquí los próximos veinte años, ¿recuerdas? ―mintió con una sonrisa irónica, mientras Sejanus negaba divertido.
