01 | farewell

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⸻ ADIANE SIEMPRE PENSÓ que su destino era mucho más que simplemente recolectar uvas de lo último que quedaba de su viñedo

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ADIANE SIEMPRE PENSÓ que su destino era mucho más que simplemente recolectar uvas de lo último que quedaba de su viñedo. Era más que una recolección de sobras que las casas más ricas del distrito dejaban; ella era mucho más que eso.

Y en algún momento lo fue, antes de la guerra.

Sin embargo, ya habían pasado casi diez años desde que finalizó, y tenía que volver a su realidad, luchando por sobrevivir para poder darle algo que comer a su hermana, lo único que todavía le pertenecía.
Aún podía aparentar. Seguía viviendo en aquella gran casa de color gris que cada vez se despintaba más por la falta de mantenimiento. ¿Pero a quién podía engañar? No era un secreto que Adiane mendigaba cualquier centavo desde que sus padres murieron en aquel fatal incidente en el distrito doce.

— ¡Adiane, regresa! —escuchó el grito de su hermana y rápidamente giró la cabeza para asegurarse de que todo estuviera bien—. ¿Por qué? ¿Pasa algo? —preguntó en voz alta y observó a su hermana de cortos once años correr hacia ella, esbozando una dulce sonrisa—. Erryk está por llegar, lo vi desde la ventana de mi habitación, parece que nos traerá algo.

Adiane, que sentía a su estómago rugir intensamente, dejó las pocas uvas recolectadas en su canasta y corrió junto a su hermana para recibir a su amigo. Erryk era cinco años mayor que ella; Adiane podría considerarlo como un hermano mayor, pero sabía muy bien que el joven de cabellos negros revoltosos tenía otras intenciones, ninguna que incluyera la amistad. De igual forma, Adiane no planeaba rechazarlo si algún día se confesaba. Después de todo, era atractivo, tenía más dinero que ella, no era rico, pero se mantenía bien, y era lo único que la pelinegra buscaba.

— Hola, Erryk. —Adiane abrió la puerta con una sonrisa y lo dejó pasar. El aroma a mentas inundó sus fosas nasales mientras observaba la canasta que llevaba el joven—. ¡Erryk! —saludó la niña mientras él dejaba la canasta en la mesa de madera, que antes había sido el comedor, y rápidamente abrazó a la pequeña fuertemente.

— ¡Hola, Edine! —la giró entre sus brazos, y Adiane cerró la puerta soltando una risilla al ver a su hermana tan contenta—. ¡Ah, cada día estás más fuerte! —bromeó Erryk y Edine soltó una carcajada. La pelinegra se acercó hasta la canasta y observó una buena cantidad de alimentos, suficientes para toda la semana—. Erryk, muchas gracias, pero por favor, ya no te molestes más en traer tanta comida. Estoy trabajando ahora con la señora WoodWorth, no me paga mucho, pero si combino mi sueldo de tutora con eso... —Erryk tomó su mano, depositándole un beso en ella, logrando que Adiane no terminara lo que iba a decir.

𝐈'𝐌 𝐇𝐄𝐑𝐄 | Coriolanus Snow VS Sejanus Plinth | En revisión. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora