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⸻ En los Decimos Juegos del Hambre, Adiane Argyros del Distrito Dos es seleccionada como tributo y viaja al Capitolio, donde se encuentra con su antiguo amor, Sejanus, ahora en una posición social diferente.
Coriolanus Snow, el...
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⸻ EL JOVEN RUBIO SEGUIA ATENTO a su alrededor, algunos de los tributos se reían de él, otro parecían apunto de asesinarlo.
— Hola.— el rubio saludó, pero su gesto quedó en el aire sin respuesta, lo que provocó un evidente nerviosismo en Adiane. Ella detectó la tensión en el ambiente y se percató de la atención de la chica del vestido hacia la escena.
Un tributo se levantó de su asiento. —¿Qué pasa, niño bonito? ¿Te equivocaste?.— preguntó, mientras el rubio, con un atisbo de sarcasmo en su voz, respondió — No, este lugar es hermoso.—
Las tensiones se intensificaron cuando el chico de camisa azul se abalanzó hacia el rubio, casi golpeando accidentalmente a Adiane, quien se puso de pie rápidamente.
— Te voy a matar, engreído.— vociferó el chico.
— Ellos también te matarán a ti.— aseguró Adiane al joven, pero su advertencia no parecía tener efecto — No si lo matamos entre todos.— se unió otro tributo.
Adiane intentó convencerlos de la gravedad de la situación. —¿No se dan cuenta? Es del Capitolio. No dudarán en asesinar a todos.— La chica morena apoyó su argumento.— Tiene razón. ¿Tienen familia en casa? También los matarán a ellos, y a ustedes.—
Un intercambio de miradas entre Adiane y la chica confirmó su entendimiento mutuo. — Además, es mi mentor. Lo necesitaré.
— ¿Mentor?.— cuestionó Adiane, frunciendo el ceño, confundida por la nueva información.
— ¿Y por qué tú tienes un...
— Mentor. Todos tienen uno.— afirmó el rubio, generando miradas entre los presentes. — ¿Y por qué los demás no están aquí?.— preguntó Adiane. — Ella tiene razón, ¿por qué eres el único mentor aquí?.— agregó una chica pelirroja.
— No tengo idea.— respondió, manteniendo su mirada en Adiane. De repente, el automóvil empezó a temblar violentamente. Marcus agarró la mano de Adiane mientras las puertas se abrían. Los arrojaron prácticamente a una jaula; Adiane se aferró a los asientos, pero apenas pudo mantenerse en pie. Cayó casi al mismo tiempo que el rubio y la morena.
