11. No soy nadie

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Ser invisible a los demás pude ser algo que no te afecte, pero serlo para esa persona es un sufrimiento.

Perspectiva:???

Estoy arto de que todos me ignoren, me he pasado toda la vida solo, apartado de los demás por culpa de una maldita enfermedad que no me deja ser libre y vivir mi vida.

He pasado casi toda mi infancia en la cama de un hospital, tengo recuerdos vagos de esa horrible época, siempre estaba débil y necesitaba la ayuda de los enfermeros hasta para ir al baño, todos allí me conocían ya, el pobre niño sin padres que tiene la peor suerte del mundo.

Recuerdo cuando celebraba mis cumpleaños, venían todos los niños de las demás habitaciones para cantarme cumpleaños feliz y felicitarme, los odiaba a todos, eran unos falsos que solo venían ha saludarme cuando les convenía para no quedar mal, el resto del año ni me dirigían la palabra.

Abecés las enfermeras y los enfermeros conseguían juntar un poco de dinero para comprarme un regalo, era normalmente una figurita de acción o un libro, a mi no me gustaban ninguno, yo quería una bici para poder salir afuera y explorar o un balón para poder divertirme con los niños de afuera.

Como un niño normal, pero yo no lo era, yo era el pobre y triste Parker Miller, el chico rarito sin amigos que no podía salir de la cama porque no tenia la fuerza ni para ponerse de pie.

Lo pase muy mal toda mi infancia y siempre estaba deprimido, preguntándome porque dios me hizo así, porque me hacia sufrir tanto, porque mis padres me abandonaron en la puerta del hospital y se marcharon sin mirar atrás.

¿Porque?

¿Porque me merecía todo esto?, no se si fui una persona horrible en mi anterior vida o un miserable, lo que se, es que el hospital es el único sitio que podía llamar hogar desde que tengo conciencia, en el por lo menos cuidaban de mi y me atendían, pero a un así me sentía tan solo.

Cuando crecí vi una luz de esperanza, mi condición fue mejorando al paso de los años, ya podía caminar con ayuda de muletas y podía sentirme mas libre, los médicos dijeron que me recuperaría pronto y podría vivir normal mi vida, tendría que esforzarme el doble para salir adelante y eso haría.

Cuando me recupere por completo, fue el día mas feliz de mi vida, ya podía caminar, correr, trepar, saltar sin miedo a caerme y romperme a cachos, fue tan emocionante poder salir de mi habitación y estar en el patio con los demás niños jugando como uno más.

Pero todo no era de color rosa, yo tenia que ir al instituto como un chico de mi edad, mi problema era que al estar tanto tiempo en cama, tenia un nivel académico pésimo, tuve que iniciar un curso más joven al que me tocaba para poder avanzar a un buen ritmo, y eso fue un blanco fácil para las burlas de los demás.

"El tonto no sabe ni sumar"

"No se acerquen al rarito ese, puede que nos pegue algo"

"No lo querían ni sus padres"

"!Cuidado aquí llega el enfermo!"

"Es un pobretón, vive de la caridad de los demás, seguro vive en una caja"

"Rarito, Rarito, Rarito, Rarito, Rarito"-oigo sus odiosas voces en mi cabeza cada noche cuando intento dormir, los odios, ODIO A TODOS.

Pero no a ella.

La luz más bonita que he visto en mi vida, tiene una sonrisa perfecta en su dientes relucientes, una mirada suave y amable que cautivaría a cualquiera, un olor dulce como la fruta, un pelo largo y liso con unas hebras cálidas que son brillantes como el sol, ella es mi sol de cada mañana, ella es la razón por la que me levanto por las mañanas, solo por ella.

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