໒⁀➴ Inexorable: Memoria de un suspiro²

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જ⁀➴ Tuvimos buenos momentos, ¿No es así?. Teníamos varios trucos bajo la manga, las despedidas son agridulces. Pero no es el final; veré tu rostro otra vez.


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-Bill, ¿Como te sientes?-. Preguntó él doctor Marcus al entrar a la habitación del pelinegro, con varías hojas entre sus manos y su mirada fija en él.

-Bien..-. Respondío en un susurro.

-Me alegro, Sabes que hoy sales de aquí, ¿Verdad?-. Dijo Marcus, el pelinegro asentío lentamente. Sin ánimos ni ganas de nada; absolutamente nada -¿Estás listo?-. Preguntó él doctor , y el pelinegro volvío a asentír -Tambien, tienes en cuenta que recibirás atenciones de uno de los mejores psicólogos, ¿No es así?-. asintío nuevamente. Bufando. -El doctor Schäfer, es uno de los mejores psicólogos de esta ciudad, y uno de mis mejores amigos, el te ayudará con tus problemas, ¿Vale?, ahora quiero que te levantes, y salgas, tu madre y amigos te esperan afuera.

Marcus se fue, dejándolo solo en la habitación. Hoy salía de esas malditas cuatro paredes, hoy por fin después de dos semanas allí dentro sin la oportunidad de salir y ver el sol. Dos semanas habían pasado desde que Tom se había ido, desde que con una sonrisa se fue lejos de él. Bill sonrió débilmente, recordando sus palabras, y aquélla promesa. No quería hacerse ilusiones, pero era tan difícil, el había sido tan sincero, pudo notarlo, pero no podía simplemente creerle.

Lo haría cuando regresara a por él....

Bill sentía ese vacío en su pecho, aún seguía sin entender el 'porque' no podían estar juntos. Le dolía saber que no le tenía la confianza suficiente como para decírle la verdad. Le jodía el pensar que ahora, había distancia entre ambos. Todo iba bien, todo pintaba bien, ¿Porque tuvo que pasar todo eso?, ¿Porque todo se tuvo que ir a la mierda?. Bill entendía que Tom tenía sus razones, pero le podía el pensar que seria el quien se quedaría con las dudas y la intriga de saberlo.

Dejando a un lado sus pensamientos, tomo la chaqueta que su madre anteriormente le había traído y la colgo entre sus brazos mientras salía de aquella molesta habitación, con olor a pastillas, y todo ese tipo de cosas, que de tan solo pensarlas, comenzaba a dolerle la cabeza.

Al salir vio a su madre, de pie al lado de su auto con una sonrisa en su rostro, el trato de imitarla y hacerse el fuerte, pero simplemente no podía, sentía que ahora ya no podría seguir siendo aquél chico que podía fungir una sonrisa, reír como si no estuviese sintiendo dolor, y hacer como si toda su vida fuera perfecta. Al llegar cerca de su madre, está le rodeo con sus brazos en un cálido abrazo y Bill no pudo seguir conteniendo lágrimas...

-lo extraño...

Fue lo único que pudo decir, en un susurro y sollozos, de verdad extrañaba a Tom. Siempre pensó que su amor era como el de los libros, y sin duda lo era, porque aquella despedida no fue el final de su historia de amor, si no un punto y coma...un 'continuara' de aquél cuento.

Sollozaba en el hombro de su madre, mientras está le acariciaba el cabello, intentando relajarlo, ella sabía cuánto su hijo amaba a Tom, ella sabía que su hijo sufría en silencio por no poder tenerlo cerca, y eso le dolía, porque no quería ver así a su hijo sin embargo se mostraba fuerte, para que su pequeño se apoyará en ella, y sintiera que su madre siempre estaría allí para el.

Su madre se aparta lentamente, y limpia las lágrimas del rostro de su hijo, le sonríe dulcemente -Lo se mi niño -. Respondió Simone -y te entiendo -. Claro que lo hacía, pues ella había sufrido la pérdida de su marido, el padre de Bill -llora todo lo que quieras, desahogate, aquí está mamá.... siempre te cuidare -. Musíto con esa voz dulce que a Bill tanto amor le transmitía. El pelinegro sorbió por la nariz, y sonrió débilmente. -vamos a casa...-. fueron las últimas palabras de su madre.

***

La casa desprendía calor, la época de invierno llegaba, al igual que la navidad, dos meses más y pronto las calles estarían cubiertas de nieve, y decorado por las luces navideñas, y uno que otras decoraciones de navidad.

Navidad. La época del año, favorita de su padre; Bill recordaba esos momentos en familia que jamás olvidaría, siempre los llevaría con él. Fue hacía la chimenea, en la repisa yacían cuatro retratos; fotografias, en la primera se podría ver a Bill riendo mientras su padre le hace cosquillas y su madre sonríe al fondo. En la segunda, Están solo su padre y el, una foto en donde hicieron caras graciosas, en la tercera, estaban ellos tres, su madre a un lado, Bill en medio y su padre al otro lado, abrazándolo mientras todos sonreían a la cámara. Y en el cuarto, en ese solo se apreciaba su padre, sonriendo mientras Bill le regalaba un beso en la mejilla.

Bill paso sus dedos rozando suavemente el vidrio que dividía la fotografía, sonrió mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla, recordaba ese día como si fuese ayer. Tomo el portaretrato, y lo aprisiono contra su pecho...suspiro

-Te echo de menos...-. susurró Bill.

Simone observaba la escena, desde la puerta de su casa, sonrió con melancolía y se acercó a su hijo, quedándose a una distancia favorable, no quería dañar el momento que estaba teniendo Bill. Sabía que por lo que había estado pasando su hijo era completamente mucho para él. Mucho dolor para un niño de tan solo dieciseis años. Debía ser mucho sufrimiento como para que él hubiese tentado contra su propia vida. Lo que Simone no sabía, era que su hijo había estado al borde de la muerte, gracias a las voces que habían vuelto a su cabeza.

Para ella, Bill ya había superado la muerte de su padre, pues eso le había hecho creer Bill, lo que en realidad pasaba era que Bill seguía dentro de ese mar de dolor, por la pérdida de su padre y no solo eso, si no también por la ausencia de Tom.

-no sabes cuánta falta me haces -. Murmuró Bill, dejando un casto beso, en el vidrio en la parte donde se veía su padre. Tomo una bocanada de aire dejándola salir por la boca, volvió a dejar el cuadro en la repisa de la chimenea. Y limpió las lágrimas que se habían escapado.

El timbre de la casa se dejó escuchar, Simone frunció el ceño, no habían pedido domicilio y tampoco esperaban a nadie. Camino lentamente hacía la puerta y abrió está; al hacerlo abrió sus ojos exageradamente al ver a cierto Rubio frente a ella, a uno que hace mucho no veía.

Bill, sentía curiosidad por las voces que se escuchaban en la entrada, y no solo eso, si no la voz emocionada de Simone. Se acerco poco a poco, la figura de su madre no le dejaba ver con claridad quien se encontraba en la puerta. Justo estando a diez pasos de distancia, su madre se da medía vuelta, y al ver al pelinegro sonríe. Bill observa detalladamente al sujeto y se da cuenta de quién se trata.

Sonrío inconscientemente, y salió disparado a los brazos de aquél rubio. Rodeo sus brazos en el cuello de este, abrazándolo fuertemente, sin llegar a hacerle daño. Joder, ¡Hace casi dos años y medio que no le veía!, y ahora estaba hay frente a él, y no solo eso, si no que lo estaba abrazando.

Bill suspiro feliz, había extrañado al chico. No podía negarlo, le había echo falta....

-Andreas...

Susurro Bill, mientras seguían sumisos en aquél abrazo.






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NT: Prólogo de la segunda temporada, de inexorable. Espero les haya gustado, como anuncie en el capítulo anterior, me vinieron a la mente nuevas ideas para crear esta segunda temporada. Se vienen muchas cosas....

Sin más que decir...

Valu, se despide 💘👽!!!









Inexorable ᝰ.ᐟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora