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—Sabes lo que tienes que hacer—. Concluyo Henry.  

Los oficiales estaban en la habitación, sostenían a Tom de los brazos mientras caminaban hacía la puerta, el tiempo corría y su corazón cada vez se aceleraba aun más, de tan solo pensar que Bill estaba en peligro, en manos de su padre, le carcomia la cabeza, temía que Bill estuviese sufriendo.

Jhörg Wieger, el muy imbecil se escondía en aquél local al cuál Tom fue cuando el hombre lo citó. Le pareció extraño, su padre o mejor dicho, jhörg; no se expondría de esa manera, a menos que algo se trajera entre manos, pero eso no le importaba, con tal y recuperara a Bill estaría tranquilo.

—Las patrullas se acercarán sin hacer ruido, los oficiales estarán escondidos, tú solo debes acercarte y. . .haz lo que tengas que hacer—. Musitó, Tom solamente asintió. Antes de salir de la habitación, suspiro. . . sentía que esto no acabaría bien, y no era para más, después de todo si algo salía mal. . . .no quería siquiera pensar en que podría pasar. . .


[. . .]



—¡Iaahhh!—. Gritó el pelinegro, al sentir aquél látigo golpear su pálida piel. Otra marca más en su espalda, ardía como los mil demonios, cada golpe era más fuerte que el anterior, o eso sentía él.

Los secuaces de jhörg, no tenían ningún tipo de compacion con el pelinegro, y eso le gustaba a su jefe quien desde un rincón, observaba como sus chicos golpeaban sin parar el débil cuerpo de Bill.

—¡P-por. . .favor!—. Gritó Bill, dejando caer sus palmas contra el suelo, sentía que en algún momento no resistiría. . .—Detente. . .—. susurro entre sollozos, el tipo que tenía el látigo en su mano, solo comenzó a reír golpeando más fuerte al pelinegro, haciendo que está vez, sus brazos se tambalearan y su cuerpo cayera al suelo, no podía más, estaba tan débil y cansado, el dolor y el maltrato era mucho.

De verdad lo estaba torturando. . .

—Alto—. Hablo jhörg, más que fascinado —No queremos que muera antes de lo planeado —. Ríe escandalosamente, aplaudiendo lentamente mientras se acercaba al cuerpo del pelinegro, acuclillado sonríe —Tranquilo, pronto todo esto acabará —. Anuncio el hombre, Bill solamente sollozo.

Su espalda ardía, el escozor que producían las heridas en su espalda era mucho, y tan solo cerraba sus ojos apretando de ellos para no llorar alto y ruidoso. Esto era una mierda, era como vivir en el mismo infierno.

—Hay alguien que. . .quiere verte, bill—. Jhörg hizo ademán con su mano para que uno de sus secuaces dejarán pasar a la visita.

Los tacones hacían un estruendoso ruido al chocar contra el piso, la mujer pelirroja agitaba su mini bolso, mientras meneaba sus caderas, agitando su larga cabellera. . . llegando hasta donde se encontraba jhörg, Hasley sonrió.

Bill simplemente veía a la chica, era obvio que no la conocía, jamás la había visto, en su vida.

—¿Es él?—. Preguntó la voz femenina en la sala, ganado un asentimiento por parte de jhörg, quien en ningún momento había dejado de ver a Bill —valla. . .—. la mujer veía el cuerpo de Bill con asco, esas heridas en su espalda le causaban escalofríos, y simplemente desvío su mirada hacía Jhörg —¿Que esperas para acabar con el?—. Preguntó demandante —Te recuerdo que aún falta la perra de Simone. . .—. suspiro —Acaba con esto de una buena vez—. Se acuclillo, con cuidado.

No quería rasgar su vestido.

—Eres muy mono, y joven, ¿Cuantos años tienes?, ¿Dieciséis?, ¿Diecisiete?. . .—. rozo la yema de sus dedos por la fría mejilla de Bill, quien se estremeció ante el tacto, los ojos de la mujer brillaban, y lo que transmitían hacía que Bill quisiera acabar con el contacto visual; odio, rabia, rencor. . .tantos sentimientos, y Bill no sabía de donde provenían —Que pena, pronto darás tu último respiró, es una lástima. . .—. dio un par de palmaditas en la mejilla del pelinegro, sonriéndole con malicia. .

Inexorable ᝰ.ᐟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora