໒⁀➴ Epílogo³

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La atmósfera era solemne y tranquila para el mundo menos para Bill.

Se encontraba frente al espejo de su habitación, ajustando los detalles de su esmoquin blanco y su corbata. Se miraba a través del espejo conteniendo las lágrimas para no arruinar su maquillaje, había un silencio sepulcral, pero Bill estaba cómodo, no quería ver ni hablar con nadie.

Pensaba en las palabras de Tom. . .

El suave tintineo de la puerta al abrirse, llama la atención del azabache, quien a través del espejo mira hacía esa dirección encontrándose con su madre quien ingresaba con una cálida sonrisa en el rostro. En sus manos sostenía una rosa blanca, símbolo de pureza y amor.

Ella se la ofreció con ternura, mirándolo con preocupación en sus ojos -Aún estás a tiempo para arrepentirte, para detener todo esto si no lo deseas, cariño -. Le dice, mientras acariciaba su mejilla. Bill con la rosa en sus manos, bajo la mirada, sintiendo el peso abrumador de sus propias emociones.

-Quisiera cambiarlo todo, pero no tengo el contro-. Con voz entrecortada, murmura, tratando de ocultar su verdadero dolor tras una fachada de resignación.

. . .

En el lugar de la ceremonia, la suave música de fondo llenaba el ambiente con una sensación de serenidad. Se escuchaban melodías románticas y tranquilas que fluían por el espacio, creando una atmósfera solemne y emotiva.

Los invitados comenzaban a llegar, vistiendo elegantes trajes y vestidos, y tomaban asiento en silencio. La decoración reflejaba la elegancia y la sutileza, con tonos suaves y delicados detalles que aportaban un toque de belleza al entorno.

-¿Ya llegó el sacerdote?-. Preguntó Andreas a una de las chicas que estarían a cargo de atender a los invitados, una de ellas nego lentamente diciendo que no sabía mientras se alejaba con una botella de vodka en manos.

-Señor, el padre está aquí -. Aviso otra que había escuchado como Andreas le preguntaba a aquella chica -¿Le hago pasar, ahora?-. Andreas asintió con una sonrisa en su rostro. . .

Todo estaba perfecto, y estaba saliendo bien. . . aunque no se olvidaba de que Tom estaba de vuelta, sabía y sentía que algo pasaría pero no le dio importancia, pensó que si Bill aún estaba dispuesto a casarse con el, era porque lo había elegido por sobre Tom. . .

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-Hay muchos invitados -. Susurra Georg, mientras ingresaba a la habitación del menor -creo que familiares y amigos de Andreas -. Comenta mientras se acercaba al azabache.

-Que bien-. Respondió Bill, sin mucho ánimo.

-Cariño, ¿No crees que sería mejor acabar con todo esto?-. Preguntó Simone -esto no es lo que quieres, Tom ha vuelto, ¿Porque no te vas con él?-. Pregunta.

-Tal vez si no me hubieseis mentido, yo no estaría aquí y ahora, a punto de casarme con alguien a quien no amo-. Murmuró mirándola a los ojos, Simone solo asintió, ella aceptaba la culpa.

-Bill-. Le llama Nathalie desde la entrada -¿Estas listo?, ya es hora de irnos -. Musita la rubia.

Los pensamientos de Bill se agitaron en su interior. A pesar de la calma aparente que mostraba en el exterior, su corazón estába lleno de tristeza y dolor. Se sentia atrapado en una situación que le causaba un profundo conflicto emocional, pero se esforzaba por mantener una fachada de compostura para seguir con lo que lo destruiría.

[. . .]

La hora de la ceremonia se acercaba Tom se sumergía en un estado de desesperación y determinación. Estaba dispuesto a hacer lo imposible por detener la boda, frente al espejo se amarraba la bandana que cubría su frente de color negro.

Inexorable ᝰ.ᐟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora