Grito con todas mis fuerzas en busca de un ápice de esperanza para escapar de este infierno y oigo una voz que grita:
–¡Eh, deteneos!
Los hombres me sueltan y se van corriendo. Yo me caigo al suelo rendida y sollozo en silencio; por suerte no les ha dado tiempo a hacerme nada.
–Señorita Barnes, ¿está usted bien?
Esta voz la he escuchado antes. Alzo la mirada y me encuentro con los ojos de Sir Young, el mejor amigo del futuro conde, quien me ayuda a levantarme y me dice:
–Menos mal que la he encontrado, no debería andar sola a esta hora.
–Lo sé –contesto limpiándome las lágrimas.
–¿Está herida?
–No, pero gracias por salvarme.
–No me las dé.
–¿Qué hace usted por aquí? –pregunto extrañada.
Él desvía la mirada y se rasca el cuello nervioso.
–Sir Young, sigo esperando su respuesta.
–De acuerdo, pero no se enfade.
Esto no me gusta nada.
–Jake me pidió que la siguiera.
El futuro conde nunca se cansará de ser entrometido.
–¿Por qué motivo? –contesto molesta.
–Me encontré con él justo después de que usted se fuera y me pidió que la siguiera para que no le pasara nada malo.
No puede ser verdad.
–¿Está seguro de que ese era el motivo?
–Completamente, señorita Barnes –responde–. La estuve buscando por los alrededores bastante tiempo, sin embargo, no di con usted hasta ahora.
–¿Acaso Sir Byron no podía seguirme?
–Me dijo que si le descubría se enfadaría todavía más con él, así que quiso evitar eso.
¿Desde cuándo el futuro conde se preocupa por mí?
–Lástima que le haya descubierto, entonces.
–Tenía que intervenir para salvarla de aquellos hombres.
–Lo sé, gracias.
–No se lo diga a Jake, se lo suplico.
–Está bien, no se preocupe.
Intentaré no decírselo, aunque no prometo nada.
–Vamos, la acompaño a casa.
–Gracias –le sonrío.
Caminamos con la luna iluminando nuestros pasos hasta que llegamos a una calle residencial con mayor iluminación.
–¿Le gusta el arte, señorita Barnes? –me pregunta.
–Sí, claro.
–¿El teatro?
–Pronto iré a uno por primera vez, pero sé que me gustará.
–¿La poesía?
–Sin duda alguna, es muy romántica.
Él se queda pensativo y yo aprovecho para decir:
–¿A qué vienen tantas preguntas?
–Son las aficiones que usted y mi amigo Jake tienen en común.
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ESENCIA DE LIRIOS
RomanceLily Barnes acaba de rechazar su tercera propuesta de matrimonio, pues no cree que pueda encontrar a un hombre digno de merecerla en la Inglaterra de 1825. Su madre, cansada de la actitud de su hija, decide recurrir a una familia en particular para...