¿Qué pasaría si después de tantos años visualizando a alguien como tú rival esa mirada cambia y se transforma a una de amor?
Esto fue lo que le pasó a Neteyam, desde que era apenas un pequeño niño se mostró siempre responsable a sus deberes y muy un...
Bakary había esperado a que su hermano por fin se durmiera, al escuchar sus fuertes ronquidos a través de la ligera "pared" que separaba sus habitaciones supo que era el momento de poder ponerse de pie y dirigirse a la salida con sumo cuidado y tratando de no producir ruido alguno. Desde hace varias noches atrás ha estado comenzando a huir en medio de la oscuridad para darse un escape al bosque en busca de mayor tranquilidad al ver la belleza que Pandora le otorgaba en su punto máximo que aparecía cuando sol desaparecía.
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Movía sus pies rápidamente y con suavidad para no despertar a cualquier otro na'vi del lugar, no quería ser perseguida, odiaba eso. Mucho menos quería crear un alboroto pues si su hermano llegaba a despertarse y no la encontraba en su lugar de descanso posiblemente se crearía miles de escenarios que no eran reales en su cabeza. No quería crear desconfianza entre ellos, pero era la única forma en la que podía tener su momento sin ser vigilada ni perseguida por sus amigos, hermano u otro peor.
Para su mala suerte, Neteyam volvía a su hogar luego de una salida nocturna para despejarse. Al verla en su campo visual se escondió a alta velocidad, eran sus reflejos de cazador, la siguió con la mirada notando que era evidente que su plan era ir al bosque. No lo pensó mucho para seguirla, a una distancia considerable para no ser escuchado ni mucho menos visto.
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Bakary tarareaba mientras sus ojos observaban todo el lugar y su caminata era tranquila, algo animada. Neteyam la observaba curioso desde las ramas de los árboles, al parecer su nueva actividad favorita era verla desde lejos y conocerla sin intervenir en lo que hacía pues esto se repitió las siguientes noches. Se escondía entre la aldea, cerca de su hogar, se había aprendido el horario exacto en el que ella salía de su carpa y se escabullía por lo que no le era difícil seguirla.
Su actividad era la misma, caminaba por el lugar cantando o haciendo algunos sonidos melodiosos, jugueteaba y admiraba la flora, sonreía ante cualquier situación ya sea porque una planta se iluminaba más de lo normal o un pequeño animal pasaba por al frente de su presencia. Cuando encontraba un sector tranquilo y fuera de peligro, casi siempre era en la gruesa rama de un gran árbol, se acomodaba en el lugar para poder mirar lo mejor posible las estrellas hasta caer dormida por unos pocos minutos antes de regresar nuevamente a su hogar. El Sully ya conocía perfectamente su rutina nocturna, de cierta forma había optado la misma actividad, pero desde otra perspectiva.
