Escribir una nueva historia

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La lluvia caía de manera torrencial los relámpagos sonaban de forma furiosa y eso inquietaba a Melancton, se paró de su cama y comenzó a deambular por toda la casa, se sentía impotente e idiota al temer a los relámpagos, entre el insomnio se asomó al dormitorio que de manera tan generosa le asignó a Ébano, la vio dormir, dormía boca abajo, su espalda estaba desnuda y la sabana tapaba la parte inferior de su cuerpo, obviamente se había despojado de la túnica, tenía una sonrisa plácida y alegre parecía que inconscientemente disfrutaba de la tormenta, el pensar eso lo hizo sentirse aún peor; regresó a su cama y comenzó a pensar, intentando alejar su mente de la tormenta que había, ¿de donde era Ébano?, ¿por qué no recordaba nada?, ¿cuál era su verdadero nombre?, esas eran dudas razonables, que quería resolver , pero no le preocupaban, por una extraña razón estaba decidido a darle a aquella joven una nueva oportunidad; las horas pasaron y a pesar de la tormenta el sueño venció a Melancton y se entregó a Morfeo sin ningún remordimiento.

A la mañana siguiente Melancton despertó por el olor de pierna de ternera y especies, salió de su recamara y pudo a ver a Ébano revoloteando por la mesa, alistando el desayuno, el cabello revuelto y la túnica enlodada no le restaban belleza.

─Buenos días, he preparado ternera, espero le guste─ la chica sonreía ampliamente.

─Sabes cocinar, eso es algo bueno yo soy desastroso en la cocina, un poco de comida decente no me caería mal─ él se sentó dispuesto a devorar el platillo.

─Supongo que siempre he sabido cocinar, extrañamente eso si lo recuerdo─ los ojos de la chica se ensombrecieron, pero recobró rápidamente la sonrisa- espero que le guste, es lo menos que puedo hacer para pagar su generosidad─ volvió a sonreír, y se sentó para acompañar a Melancton a comer.

─ Veo que su túnica está enlodada y sucia, me recuerda que no tiene vestiduras , que le parece si hoy vamos a comprárselas, de todo tipo, incluyendo camisones para dormir─ el comentario de Melancton sonó despreocupado, pero Ébano se sonrojó de manera significativa al recordar que la noche anterior había dormido desnuda.
─No es necesario, usted ya ha hecho mucho por mí, puedo conseguir trabajo de mosa o de cocinera y pagar mis gastos.
─No creo que nadie quiera que alguien con la túnica enlodada limpie su casa o cocine para el- ella bajo la cabeza ─ no se preocupe, tómelo como un préstamo un empujón para comenzar su nueva historia- ella solo asintió con la cabeza mientras sonreía.

Esa tarde compraron todo lo necesario para qué Ébano no volviera a dormir desnuda o estuviera sucia por un buen tiempo, regresaron a la casa y ella se volvió a ofrecer para preparar la comida, se sentaron a la mesa y compartieron ideas.

─Sabe, he pensado su idea de trabajar de mosa, o de cocinera, y creo que con lo que he comido el día de hoy no me queda duda, usted podría encargarse de la casa en mi ausencia, limpiar y cocinar, tendría techo, comida y un pequeño salario para satisfacer sus necesidades, ¿le gustaría?─ ella se sonrojó, pero hizo a un lado la vergüenza y miro a Melancton fijamente a los ojos.
─De verdad no tengo con que pagar tanta generosidad, muchas gracias.

─No se diga más, entonces queda centrada─ él sonrió ampliamente.

Los meses pasaron y la relación entre Melancton y Ébano se comenzó a hacer más cercana, comenzaron a hablarse de tu, él amaba lo que ella cocinaba y ella se sentaba a sus pies todas las noches para escucharlo hablar de astronomía, filosofía, historia; Ébano se sentía feliz se enfocaba en su vida actual llena de dicha, y decidió ignorar el pasado, la admiración y respeto que sentía por Melancton crecía constantemente; una noche ella se sintió profundamente triste, a pesar de ser dichosa, la sombra de un pasado desconocido la acechaba, como si fuera una maldición de los dioses, por más que intento apartar esos pensamientos ella no lo logró, pesarosa decidió ir a los aposentos de Melancton, con la esperanza de que el pudiera alejar aquella sensación de malestar.

─ ¿Puedo pasar?─ preguntó al asomar la cabeza por el marco.
─Claro, adelante- ella paso y se sentó en la orilla de la cama─¿qué te sucede Ébano?
─No puedo dejar de pensar en mi pasado- sus ojos se oscurecieron y humedecieron.
─ ¿Has logrado recordar algo?
─No, eso es lo que me tiene tan inquieta- él tomó su barbilla y la miro fijamente.
─Escucha Ébano, eso no es tan malo como piensas, yo daría lo que fuera por no recordar mi pasado.
─ ¿Tan malo es?
─ No es malo, es doloroso, no te había contado nada porque quería que te centraras en tu futuro, en el presente, que no miraras al pasado, ni siquiera el mío, creo que tú me das esperanza para que al igual que tú, yo pueda escribir una nueva historia─ ella sonrió─ pero supongo que es mejor contarte, así te darás cuenta que lo que sufres es una bendición y no una maldición. Hace varios años yo tenía esposa y un hijo, era feliz, un día al regresar del trabajo , encontré muerta a mi esposa , y mi hijo no aparecía por ninguna parte, sospeche de algún maleante, un asesino a sangre fría; después de celebrar el funeral de Calíope dediqué mi vida entera a buscar a mi hijo, tenía que volver a verlo vivo o muerto, pero al parecer todo fue en vano, después me enteré que un hombre de armadura negra fue quien se lo llevó , al poco tiempo me visitó Ares (dios de la guerra) , y me confesó que él conoció a Calíope una tarde en la que planeaba un ataque en la tranquilidad del bosque cercano, siendo su naturaleza posesiva y agresiva la tomó como suya, sin embargo él no la quería para sí, solo necesitaba un rato de esparcimiento, ella calló por vergüenza, sin embargo quedó embarazada, me hizo creer que era mi hijo, cuando Ares se enteró quizá reclamar a su hijo, ella se opuso, entonces la mato, así consiguió llevarse al bebé, me dijo que no tenía ningún problema conmigo, pero que no me entrometiera si no quería problemas, entonces decidí olvidarme del bebé al fin de cuentas estaba con su padre y yo no sabría cómo criar a un semidiós, en cuanto a Calíope, no había nada que hacer, ella ya pertenecía al inframundo─ Melancton veía al horizonte con los ojos llenos de lágrimas, Ébano seco sus lágrimas y lo miró fijamente
─ Cuanto lo siento, no era mi intención hacer que recordaras tan terrible pasado, ahora lo único que deseó es que lo olvides y reescribas tu historia junto a mí.

Ébano se abalanzó sobre Melancton besando sus labios con una furia imparable, el correspondió el beso y acarició su cuerpo ardiente en deseo, mismo que despertó desde la noche en que Ébano llegó a su casa, poco a poco la pasión se apoderó de ellos, las ropas desaparecieron y se juntaron en un solo ser; aquella noche era clara y despejada, las estrellas brillaban intensamente; al pasar el tiempo el cansancio y el fervor derrotaron a aquellos cuerpos sudorosos, que pronto cayeron dormidos.

Al despuntar el sol Ébano abrió los ojos y observó a su lado a Melancton, radiante y enamorada, se había convencido de que efectivamente su pasado ya no importaba, ahora tenía un futuro por el cuál luchar, estaba dispuesta a escribir una nueva historia.


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