Frente a Frente

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Cipris corría presurosa al encuentro con Demeheter, jamás en su vida estuvo más ansiosa, era la única que podía darle respuestas; al llegar la encontró platicando con una ninfa que regresó junto con ella.

─Tenemos que hablar ─sintió la mirada de la ninfa- a solas

Demeheter le hizo un gesto con la mano a la ninfa y esta entró a la casa.

─ Dime en que puedo ayudarte─ ahí estaba esa actitud presta y solicita que a Cipris molestaba tanto.

─¿Qué le hiciste a Melancton?─ la actitud desafiante de Cipris era famosa en el Olimpo.
─ ¿Tú maestro?. Nada, ni siquiera me topé con el mientras estuve en la tierra─ el tono de voz de Demeheter era sumamente tranquilo.
─ No finjas, no aparece por ningún lado, y su desaparición coincide con tu llegada.
─ ¿Se te ha ocurrido que quizá esté en el inframundo?─ Cipris se abalanzó sobre Demeheter, quien en un reflejo rápido logró esquivarla.
─ ¿Lo mataste?
─ Solo trato de ayudarte brindándote ideas, créeme, yo no daño inocentes.
─ No finjas bondad e ingenuidad, no te queda campesina─ Demeheter estalló y se mostró como pocas veces.
─ No todos somos sabandijas cobardes y traicioneras cómo tú─ Cipris levantó la mano intentando golpear a Demeheter; está ni siquiera parpadeo, Cipris respiró profundamente y se tranquilizó.

─ Si aún existe un poco de lealtad y cariño hacia mí, por favor, dime que sucedió─ Demeheter titubeo un poco, pero súbitamente relajó el rostro y decidió hablar.
─ No es de mi de quién tienes que cuidarte, creí que eso quedó claro el día qué partiste del Olimpo─ Cipris se desconcertó.

─ No recuerdo ése día─ Demeheter emitió un gran suspiro.

─ Sospechaba que eso pasaría; si yo le pedí a Zeus que me entregará la facultad de desterrarte es por qué Sandros había retomado su compromiso conmigo, pensaba desterrarte sin explicación alguna, pero no tuve el corazón en su lugar te suplique qué te alejaras, que está vez la boda era inminente, tu enloqueciste, y decidiste qué no querías ser más una diosa, bajaste a la tierra y todos tus recuerdos de deidad desaparecieron; aquí todos podíamos verte como una mortal; me quede tranquila pues fue tu decisión y yo tenía mi conciencia limpia, al poco tiempo Sandros rompió su compromiso conmigo y movió los cielos, los mares, la tierra para encontrarte y devolverte tu estatus de diosa, comprendí que incluso si fueras una mortal él te preferiría, acepte mi derrota y baje con los mortales para sanar mis heridas─ Hades tenía razón, ella había decidido olvidar, dejar todo atrás y comenzar una nueva vida; aún había cabos sueltos, pero ahora su prioridad era encontrar a Melancton.

─ Entonces tú no tienes nada que ver con la desaparición de Melancton.
─ ¿No crees que a mí me beneficia más ese hombre vivo?

─ ¿Por qué , por qué así Sandros dejaría de quererme?

─ No te engañes, el semidiós no quiere a nadie.

─ No intentes ponerme en su contra─ Cipris comenzaba a enfurecer.

─ ¿Sabes por qué regresé al Olimpo?─ Cipris negó con la cabeza - mientras estaba en el mundo de los mortales buscándote Sandros se enredó con una mortal; pero el solo la quería para pasar el rato, para matar el tiempo muerto que quedaba en tu búsqueda, la chica se enamoró y comenzó a seguirlo, ella quería casarse con él, pero al ella le estorbaba, un día cansado de que esa mujer lo siguiera, convenció a su padre de que la maldijera; que la convirtiera en una Gorgona─ Cipris se estremeció, comprendió que era lo que lo atormentaba, y era el remordimiento de lo que le hizo a esa pobre mortal.
─ ¿cómo sabes todo eso?
─ Sabes debió matarla, quizá de esa forma ella sufriría menos, esa mujer aún en su condición se ha dedicado a rastrearlo; todo su pasado, él le dijo que estaba enamorado de ti; ella logró dar conmigo en la tierra, me confesó su historia, creyó que yo era tu; cuando la convencí de que se equivocó de diosa prometió buscarte, no me extrañaría que así cómo dio conmigo, pueda encontrar a tú maestro; después de todo ella no puede subir al Olimpo ─ el alma de Cipris cayó al suelo, las gorgonas eran seres despiadados que convertían a los mortales en piedra, y sí aparte estaba despechada, esa criatura era letal.
─ Júrame, que tú no le dijiste nada acerca de él ─ los ojos de la diosa de la lujuria se encontraban cristalinos
─ No sé nada de él, solo rumores, incluso si quisiera no podría
─ Te agradezco profundamente tu ayuda─ Cipris era sincera, se despidió con una referencia y corrió en dirección al Partenón

BB^J^

OlimpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora