Capitulo 4 - Has roto mi bici

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Niall se acercó a ella. Olía de maravilla...

-Podríamos quedar para cenar alguna vez. Contarnos qué hemos hecho en los últimos doce años.

-No creo, Niall -Fernanda dio un paso atrás-. He venido a cuidar de mi padre unas pocas semanas. No voy a tener tiempo.

-Un café, entonces -propuso Niall, aproximándose de nuevo a ella-. Mañana por la noche.

Fernanda palideció, se quedó quieta un segundo y luego lo agarró por un brazo y tiró de Niall hacia el salón:

- ¿Por qué no saludas a mi padre?

El súbito cambio de conversación lo sorprendió pero, dado que al menos lo estaba tocando, decidió que estaba progresando.

- ¿Qué tal la pierna, señor Smith? -le preguntó Niall a la página de deportes.

El periódico descendió. Thomas Smith estaba igual que siempre, aunque tenía el pelo canoso y sus entradas eran más profundas.

--¿Sigues montando en moto, Horan?

-Sólo por placer, señor.

- ¿Tienes whisky?

-No.

-¿Y un puro?

-Me temo que tampoco.

-La próxima vez ven con las dos cosas.

-Sí, señor.

El periódico ascendió y Niall comprendió que la conversación había concluido; no muy larga, pero productiva, pues había sido invitado nuevamente. Le lanzó una sonrisa a Fernanda y ésta, al darse cuenta de que seguía sujetándole el brazo, retiró la mano.

-Perdón -se retiró ella-, tengo que... ver una cosa. ¿Por qué no te sientas? Vuelvo en un...

--Mami, la peli ha terminado!

Dos bracitos agarraron a Fernanada por la parte trasera de las rodillas, haciéndola perder el equilibrio y caer en los brazos de Niall. Este la recogió con suavidad, disfrutando del tacto de sus pechos contra el torso. Y cuando ella intentó separarse, para deleite de Niall, sólo consiguió que la fricción aumentara.

Fernanda alzó la vista y miró con expresión, aterrorizada. Después, tras lograr liberarse, se giró hacia el torbellino moreno que la había tirado.

- ¡Tyler! -Lo reconvino Fernanda-. Te he dicho mil veces que no hagas eso.

-Se me olvidó -el pequeño metió las manos en los bolsillos y miró al suelo afligido-. Lo siento, sólo quería abrazarte.

Niall se dio cuenta de que el chico le estaba echando teatro. Era bueno, pensó divertido. No sabía nada de niños, pero calculó que éste debía rondar los cinco años. Tenía el pelo negro, al igual que sus ojos y sus densas cejas. Ya juzgar por el tamaño de sus pies, sería un gigantón cuando cumpliera los dieciséis.

Así que la pequeña Fernanda tenía un hijo...

-Los abrazos tienen que ser cariñosos, cariño -le dijo ella, poniéndose a la altura de Tyler-. Tienes que tener más cuidado.

El niño asintió, miró hacia arriba y se quedó mirando a Niall. Fernanda, situada a la espalda de Tyler, le acarició los hombros y procedió a las presentaciones:

-Tyler, éste es Niall Horan. Niall, mi hijo Tyler.

Niall extendió la mano y el chico la estrechó de inmediato. Bien agarrada, pensó Niall.

- ¿Cómo te va, Tyler?

- ¿Conduces camiones?

¿Es que todos los miembros de esa familia respondían a las preguntas con otra pregunta?

Quédate conmigo - Niall Horan -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora