Quincalla

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— ¿Por qué los estoy soñando?
— Ella sabía que harías el ciclo tarde o temprano, nos encomendó a nosotros abandonar el reino a tiempo y esperarte una vez emitieras la señal. — ¿Qué señal? — Soñar con el portal entre ambos mundos. Tienes que hacer que ella sueñe junto a ti, para que juntos puedan cruzar la puerta y puedan volver. — ¿Dónde está Sarah en este mundo? — Está en el lugar que comenzó todo, las piezas del ajedrez han sido bien colocadas en este turno. — Temo decirte que no la vería nunca, no sé desde cuando tengo estos sueños. — No el sueño, sino las notas escritas en tinta. — ¿Ella es el autor? — Si no has puesto atención no te darías cuenta de quién es. De hecho no me sorprendería, es la segunda vez que tratamos de hacer esto, nos encontraste en tus investigaciones, en una vida pasada y fue tanto tu aplomo en descubrir a las víctimas que las volviste a perder con una vuelta nueva al ciclo. — ¿Entonces Sarah es la chica de la biblioteca?— Puede ser, más ella trata de no serlo. Le aterra saber que las cosas por las que fue abandonada tan joven por el resto y se convenció de ya no creer ahora son una realidad. Pero siente lastima por ti, porque recorres el mismo proceso que ella solo asume es una paranoia colectiva de una lectura dudosa. — Espero venga, quiero hablar con ella antes de que me vaya. — Estás muy cerca de hacerlo, las víctimas del ciclo tienden a mezclar todas sus vidas una vez que ciclo actual este próximo a extinguirse. Haremos lo posible para mantenerte, siempre y cuando ella esté dispuesta a venir. Tenemos que ser directos contigo ahora, porque se acaba el tiempo y no lo recordarás si llegases a fallar. Aquella chica que estaba detrás de la puerta respondía las preguntas del interrogatorio sin tapujos, estaba sentada en mi vientre mientras pasaba unos raros metales oxidados por mi pecho, tras ello comenzaba a emitir algo parecido a un rezo, en una lengua extraña. Aquellos rezos hacían reaccionar al metal haciendo que me queme el pecho.

Corazón de un tiempo perdido: Te recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora