Capitulo 3

259 16 3
                                    

Tinkerbell se encontraba frente la Reina Clarion y en su lado estaba la Hada Mary, ambas mujeres miraban vacilante a la joven hada. 

-a ver, ¿esta proponiendo ser la informante de Vidia acerca de su progreso para que yo, cuando este satisfecha, levante su sanción? -inquirió la hada dorada. -¿no sería eso arriesgarse? 

-quizás Vidia esté enojada y decida desquitarse contigo, así que puede hacerte algo. -agregó la Hada Mary un poco desconfiada. 

-lo sé, sin embargo confío en que ella no hará nada malo, es una buena chica, solo un tanto amargada y arisca. -dijo segura de sí misma la hada de pelo rubio. -ella en verdad intentó arreglarlo, fácilmente podría haberme dejado ahí y no avisarle a los demás. -abogó. 

Las hadas mayores la miraron y después entre ellas. La Reina Clarion reconoció que tenía razón. Después de unos segundos suspiró y entrelazó sus dedos. 

-esta bien, -dijo finalmente la hada dorada. -sin embargo, solo le pediré algo, puede intervenir cuando considere que la vida de ella esté en peligro. Nada más nada menos. -hizo un ademán con su dedo indice. Ante esto Tinker Bell sonrió. Les agradeció sin embargo antes de irse, abrazó a la Reina Clarion y a la Hada Mary y se fue de ahí. Tenía que prepararse ya que iba ir a tierra firme, motivada e ilusionada fue al bosque de nunca jamas a alistarse. 

Después de prepararse fue en busca de Vidia, la Hada Mary le indicó dónde fue su salida así que tomó ese rumbo. Había mucha maleza, además de que había llovido no podía identificar las huellas de su amiga para saber a dónde se dirigía. Volaba con cuidado para evitar llamar la atención sin embargo cómo era muy temprano estaba consiente de que no corría mucho peligro de los humanos.  Después de volar un rato por fin encontró una hada desde lo lejos en una rama, así que sacó  sus binoculares de bambú que ella había construido anteriormente, puso unas gotas de agua y se los puso en sus ojos. Era Vidia. Al fin la había encontrado. 

*****

Había pasado una noche infernal pero al menos sobrevivió en su primera vez fuera de Pixie Hollow, quería enojarse porque fue un castigo demasiado duro, pero le dolía reconocer qué era lo que se merecía. Sus cabellos y ropas violetas estaban empapadas y sucias, el no poder volar aparte porque se sentía desganada por la lluvia le ha hecho caminar mucho rato, sentía sus piernas adoloridas, no estaba acostumbrada a ello. El estomagó se le revolvió ya que tenía hambre. Abrió la bolsa de los alimentos y se comió la mitad de una fresa, tenía que administrar bien sus recursos para poder sobrevivir, no sabía cuando regresar, todo dependía de la máxima autoridad de Pixie Hollow.  Estaba recargada en un árbol donde estaba cerca de un pequeño pueblo, le costó subir en ella ya que se encontró con varios insectos agresivos que quisieron atacarla, con esfuerzos y con el poder de su tormenta las mandó a volar por fin logrando subir a una rama para sentarse pero sentía muy duro la superficie de esta, así que para sentirse más cómoda agarró unas hojas de color verde que estaban en una maleza y al Instante recordó a Tinker Bell, el color era muy parecido a su vestuario,  además tenía un olor peculiar que atrajo su atención, era fuerte y olía bastante exquisito, era hierbabuena. Acomodó las hojas en la rama intentando crear una especie de cama, y se dio cuenta que no tiene ni de cerca el talento de la hada rubia. Rechistó con los dientes y se acostó con lo que podía acomodarse. Con otra hoja más grande decidió usarla como cobija ya que la tormenta de lluvia generaba mucho frio. El aroma que proporcionaba la hierbabuena le pareció agradable. 

*****

Como era ya de día, se animó un poco al ver que salía el sol, podía secarse y volar un buen rato hasta encontrar un buen lugar para quedarse. Agarró su bolsa y decidió irse no sin antes de agarrar una hoja de hierbabuena, la miró con ternura y se fue. Pasó volando un buen rato, entre sus opciones estaba ir a la caza de Elizabeth pero no se sentía cómoda, ya que fue parte de la razón por la que fue condenada. Siguió buscando y se encontró en un ático abandonado, podía entrar y salir fácilmente. Aterrizó sus pies suavemente sin hacer ruido y observaba el lugar con detenimiento. 

-bueno, este lugar no parece tan malo. -dijo hastiada Vidia. -al menos no se siente mucho frío aquí y mis alas no se congelan como allá fuera.  

Se sentó en el suelo polvoso, no tenía muchas cosas que hacer, más que reflexionar, de repente un ruido la sacó de su trance. Se paró y buscó con la mirada de donde provenía. Se dio la vuelta y con la luz tenue de la mañana logró distinguir unas manchas que se movían hacía su dirección. 

-¡oh! una bella dama anda aquí. -dijo alguien. 

-¡es verdad! ¡es verdad!, una bella dama anda aquí. -comentó otro. 

Vidia dio unos pasos atrás. No podía distinguir bien que eran. Las manchas siguieron caminando hasta ser  completamente iluminados por la luz mañanera. 

-mi lady, yo soy Racha, con pronunciación suaaaave, nena. -canturreó uno, portaba un sombrero de tela de la época. 

-yo soy Cucara, mi bella dama. -se presentó uno, tenía un bastón de madera bien pulido. 

-¡y somos CucaraRacha!-dijeron al unísono. 

Vidia miró con desagradado a aquellos insectos, se sintió asqueada por que notó un brillo grasoso en sus complexiones, muchas patas y unas largas antenas en sus cabezas. Sabía que son insectos en las cuales tiene que tener cuidado especialmente si son de la ciudad. Intentó forzar una sonrisa. 

-¿cómo se llama mi dama? -preguntó Cucara mientras se erguía con su bastón mostrando su imponente altura.  Vidia alzó un poco la mirada para no perder de vista sus diminutos ojos. 

-yo...yo me llamo Vidia. -sonrió con esfuerzos intentado aparentar cordialidad. 

-¿es usted lo que denominan, "hada"? -preguntó Racha moviendo una antena de su cabeza señalando con una de sus patas las alas de Vidia. 

-si digo que sí ¿qué podría pasar?

Ambas cucarachas se miraron y empezaron a reír. 

-relajese, si fuese así, nosotros solo queremos....mmm... hablar de negocios. -dijo con picardía Racha mientras Cucara asentía. 





Pensamientos irracionales (Tinber Bell x Vidia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora