Capitulo 6

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La luz intensa de la mañana caía sobre los párpados de Vidia, ya era el día siguiente. Se había quedado dormida desde la tarde hasta la mañana, sin embargo no se sentía con mucha energía, el dolor de su pie se expandía hasta su pierna y glúteo. Cabe agregar que también tenía mucha hambre, su estomago le rugía constantemente. 

-cielos, ¿que podré comer ahora?, esas asquerosas cucarachas me quitaron la comida. -estaba molesta y hambrienta. Estuvo pensado por un buen rato hasta que decidió hacer algo en contra de los principios morales que habían sido impartidos pero por supervivencia lo haría. Y es robar manzanas. 

Salió de donde estaba y fue a buscar un árbol que ofreciera manzanas, voló durante un buen tiempo hasta encontrarse unas muy jugosas y rojizas. Se dio cuenta que había unos campesinos recolectando la cosecha de la temporada. Se escabulló con cuidado en las hojas del manzano y sin pensarlo dos veces empezó a mordisquear una manzana. 

-que deliciosa. -dijo Vidia con la boca llena, la manzana le parecía un manjar. -Dios mío, esto esta demasiado fresco. -siguió comiendo hasta terminársela, por fin pudo recuperar energías. Planeaba quedarse en ese manzano para comerse las que quería, sin embargo desde lo lejos en el horizonte se percató de que iba ser un día lluvioso así que no podía estar ahí pero no sabía dónde ir ahora.  

Mas lejos de donde estaba Vidia. Estaba Tinker Bell realizando su labor como informante, en la noche anterior le contó todo lo sucedido a la Reina Clarion, la Hada dorada se espantó ante los relatos que le proporcionaba la hada de pelo rubio. 

-por favor Reina Clarion, deje que Vidia regrese ya a Pixie Hollow. -suplicó Tinker Bell concluyendo que ya ha pasado por mucho. 

-reconozco que la ha tenido demasiado difícil esa pobre joven. Así que esta bien, dependiendo del informe de hoy mañana le daré ya el veredicto final de su castigo. -dijo la hada de máxima autoridad. 

-de acuerdo Reina Clarion. -dijo esperanzada Tinker Bell de que ya se acabará la condena de la pelivioleta con una sonrisa. 

Regresando a donde estaba, observaba cómo Vidia disfrutaba de la enorme manzana que se estaba comiendo. Vio que miraba hacia el horizonte como si pensara acerca de algo, notó que su mirada se volvía a llenar de hastío y emprendió vuelo. Esta vez pudo seguirla con calma manteniendo una distancia ya que la pelivioleta no iba con mucha velocidad como ayer. Después de volar de casa a casa por fin Vidia se detuvo en una, sin embargo no estaba sucia ni abandonada, subió al ático de esa vivienda y agradeció que estuviera limpia e iluminada. Escuchaba voces humanas debajo sin embargo no tenía intención de interactuar con ellos por seguridad. Rogaba tener un día tranquilo y resguardarse de la lluvia por unos momentos.

-Este lugar ...creo que por fin es ideal para refugiarme. -dijo Vidia sin sentirse muy convencida, miraba a todos lados pero no notaba nada raro. No había nada pero no podía sentirse tranquila. Pensaba que se estaba volviendo loca, intentó relajarse, cerró los ojos y  respiró lentamente. 

Tinker Bell estaba escondida en unas enorme laminas de madera que estaban en el ático. Al parecer había escogido un lugar decente. Observaba la espalda de la hada de la tormenta, sus cabellos violetas y su piel blanca. Su ropa morada estaba ya desgastada, sucia y rota. En sus brazos tenía varios moretones y rasguños. Notó como Vidia se acomodaba la cola de su peinado a un lado dejando al descubierto su nuca. Aquel gesto se le hizo por decir.... un tanto lindo y ¿sensual? O eso pensó Tinker Bell. Siguió mirándola sin percatarse que una enorme araña negra con una mancha roja en su opistosoma bajaba silenciosamente con su telaraña. La hada rubia se dio cuenta de la presencia del arácnido cuando ella ya estaba encima de Vidia, sin embargo la pelivioleta no se había dado cuenta. 

-¡Vi...-. -intentó gritar yendo tras ella pero algo la retuvo, llena de miedo Tinker Bell no quiso voltear porque ya intuía que la retenía, su cuerpo estaba rodeada de patas negras que la mantenían apresada. 

-si no quieres probar de mi dulce toxina quédate quieta y callada -dijo la araña con voz grave con los colmillos cerca del cuello de la hada artesana. Tenía la misma apariencia de la araña que estaba cerca de Vidia. -mi esposa tiene hambre pero claro, yo soy el platillo final y el mejor. 

Campanita estaba inmóvil. Quería ayudar a su amiga pero estaba siendo retenida. El pavor se apoderó de su cuerpo al ver cómo Vidia era atacada por la araña apresándola con su telaraña. La pelivioleta forcejeaba con todas sus fuerzas sin embargo no tenía éxito. 

-yo creo que es mejor que no veas lo que ocurrirá. -dijo la araña nuevamente y le puso una telaraña apresando su cuerpo y tapándole la boca y ojos a la hada.

*****

Vidia abría los ojos pesadamente. No recordaba exactamente qué había pasado ya que fue demasiado rápido. Intentó moverse pero se dio cuenta que estaba siendo retenida, su cuerpo estaba cubierto de telaraña y recordó todo lo ocurrido.  

-¡no puede ser! -gritó la pelivioleta con temor. Se movía empleando todas sus fuerzas para poder liberarse, pero la telaraña era resistente. 

-¿ya despertaste señorita? -preguntó una voz femenina. 

Vidia se dirigió hacia donde provenía la voz y se encontró a cara a cara con la araña, se quedó muda, no supo qué decir. Sus ojos estaban desorbitados. Nunca había estado tan de cerca de una especie como ella, luego se dio cuenta que aparte de estar apresada, estaba en la red de telarañas que había construido en el aire. 

-no pretendo devorarte ni nada, simplemente quiero jugar contigo. -dijo con voz juguetona la araña. -ah, disculpa, perdone mis modales, pero me llaman Latra, ji ji ji ji -rió cínicamente. -aunque eso no importa ¿verdad? no creo que vivas de todas maneras. 

La araña se acercó peligrosamente a la hada. Vidia observaba los colmillos de la arácnido. Intentaba alejarse de ella pero no podía ni moverse. 

-esperaba que despertaras para que todo fuese mas divertido. -comentó Latra. -aunque debes saber que te ves desmejorada,  pero ¿sabes? realmente no importa, solo voy a divertirme contigo, ji ji ji ji. -la risa de la araña era perturbadora y Vidia empezó a sudar frío. 

Cuando Latra estaba preparada para atacarla mostrando sus colmillos una voz masculina la interrumpió. Esta rechistó molesta, odiaba que le arruinen la diversión. 

-¡cariño! le he traído un regalo. -apareció otra araña cerca del ventanal. -estoy seguro que le va a encantar. 

-¿que es, mi querido Dectus?, -curioseó Latra alejándose de Vidia. 

-es esto corazón. 

Dectus sacó detrás de una lamina de madera, una hada envuelta de telaraña, esta forcejeaba sin éxito. Vidia abrió la boca reconociéndola al instante. Era Tinker Bell, ¿qué hacía aquí? esperaba que ella estuviera en Pixie Hollow haciendo creaciones estupidas con objetos estupidos. Verla ahí siendo atrapada también por las arañas le provocó un vuelco en su corazón. Tenía que hacer algo. 














Pensamientos irracionales (Tinber Bell x Vidia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora