Capítulo 1

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Una capa densa de neblina envolvía el bosque de Nothaburi. Apenas se percibían los rayos del sol del mediodía entre las hojas de los árboles. El olor a pino y tierra húmeda era sofocante, o quizás era  su imaginación.

Apo Nattawin corrió lo más rápido que pudo sin hacer ruido. Su uniforme militar se pegó a su espalda por el sudor, sus manos enguantadas se apretaron a su metralleta.

Se refugió detrás de un árbol de tronco grueso capaz de esconder su robusta figura y darle una posición estratégica.

No se escuchaba ningún sonido alrededor, solo las hojas de los árboles frotándose por el gélido viento de diciembre. Apo esperó sin cambiar su posición, su respiración pesada estaba camuflajeada por su pasamontañas. Este era un momento crucial, no podía permitirse fallar ahora.

Una sombra se movió a su derecha y Apo se tensó. Acomodó su arma, miró con un ojo entrecerrado y disparó sin vacilar. El cuerpo cayó al suelo con un ruido sordo y a los pocos segundos gritó otra persona a lo lejos:

—¡En formación soldados!—se escuchó la voz del capitán desde lo alto de un árbol —

Apo soltó un suspiro y caminó con pasos decididos hasta su compañero de prueba. Jeff Satur se tocó el pecho dolorido a pesar de que eran balas de colores para el entrenamiento.

—Vamos Satur—Apo se quitó el casco y máscara del rostro y lo tiró al suelo —No seas dramático —

Jeff fulminó a su amigo con la mirada como una reina del drama.

—Eso dolió, idiota—aceptó la mano tendida de Apo y se puso de pie—

Apo rodó los ojos. Él y Jeff eran amigos desde los cinco años. Sus familias se movían en los mismos negocios, por lo que el hecho de que se unieran no resultó extraño.

Apo era mayor, pero siempre resultaba ser el protegido de Jeff. Este tendía a imitarlo en todo, como si fuera su hermano y modelo a seguir. Incluso en su alistamiento al ejército lo siguió sin pestañear.

Apo jamás lo admitiría, pero en el fondo se sentía aliviado de tener a Jeff. Hizo todo más... soportable. La vida militar no era sencilla, requería de un entrenamiento riguroso, destreza en el campo y, lo más importante, trabajo en equipo impecable.

—Soldado Nattawin —la voz grave y sin emociones de su capitán lo hizo enderezar la espalda —

—Señor—Apo hizo un saludo mirándolo a los ojos —

El hombre estrechó los suyos ante su desafío disfrazado de sumisión y respeto. Desde que había ingresado hacía dos años esta relación de tira y afloja se había vuelto cada vez más tensa. A Apo no le gustaba la forma remilgada y condescendiente en que el capitán los trataba. No le gustaba él y punto.  Y si tenía que decírselo en su cara no tenía problema con ello.

—Buen trabajo —se limitó a decir su superior—

Apo intentó mantener la postura desinteresada, pero se sintió satisfecho con la seca admisión de que lo hizo bien. Eso en el lenguaje robótico de su jefe significaba excelente, un tiro limpio y sin errores.

—Gracias señor—dijo Apo con sinceridad —

—Eso no fue un cumplido, soldado —respondió el otro, y con eso giró sobre sus piernas y siguió pasando por cada uno —

—Maldito idiota—murmuró Apo y Jeff le dio un codazo y Apo le hizo una señal—¿Por qué me miras así?—Apo frunció el ceño ante el rostro cerrado de Jeff—

—Soldado Nattawin —

La voz del capitán sonó demasiado cerca de él y lo hizo voltear la cabeza. Maldición, el tipo de verdad se movía como una sombra, ¿acaso no estaba hablando con otro compañero hace un instante?

Dios de la guerra // MileApo +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora