Capítulo 28

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Apo observó con atención los movimientos de Tong por un largo tiempo. Esa tarde había ido a casa de Mile con un plan diseñado de cómo acercarse a los Romsaithong.

No parecía una mala idea infiltrarlo después de todo. Apo estuvo pensando al respecto con más calma y llegó a la conclusión de que le serviría para llegar más rápido al cabrón que hirió a Jeff.

Su amigo no se había contactado con demasiada frecuencia. Lo llamaba de vez en cuando para comunicarle cómo iba con el tratamiento, el estado de su familia y saber de él. Pero en su mayoría se notaba alicaído.

Apo no le diría nada a Mile para no agobiarlo con sus problemas, pero sentía que Jeff le estaba ocultando algo.

—Apo se encargará de entrenarte con las armas—dijo Mile a Tong—

—¿Armas?—Tong se enderezó—No soy un criminal, Mile—

—No he dicho que lo fueras, pero tienes que estar capacitado para cualquier eventualidad—contestó Mile—

—¿De qué clase de eventualidad estamos hablando aquí, Mile?—

—Digamos que las cosas podrían salirse de control. No queremos que te haga daño, Tong—Apo habló esta vez—

Tong frunció el ceño realmente preocupado. En un inicio, creyó que solo debía servirle de ojos y oídos a Mile en la casa de las Romsaithong, pero a medida que pasaban los días, más complicada se volvía la situación.

Esa gente eran unos lunáticos en su mayoría. Si se les pasaba por la mente que estaba ayudando a Mile a sabe Dios qué, sería su fin.

—Bien, pero necesito una garantía—negoció Tong—

—¿Qué tipo de garantía?—Mile lo estudió de cerca—

—Quiero seguridad para mi familia, en caso de que me pase algo—

—Hecho—confirmó Mile— Tong, quiero que sepas que nada le ocurrirá a tu familia, ¿de acuerdo?—aseguró Mile—

—No lo sé, ya a estas alturas no puedo esperar nada bueno de ti—contestó Tong con honestidad—

Apo guardó silencio durante el resto de la conversación. Entendía el punto de vista de Tong. No podía confiar a ciegas en dos tipos que, en pocas palabras, estaban contratados para asesinarlo. A pesar de que habían llegado a un tácito acuerdo de cooperar por el bien de la seguridad de Tong, la realidad era que ni siquiera el propio Apo sabía qué pensar de Mile.

Habían avanzado poco a poco en su relación, pero Mile continuaba hermético en torno a su pasado. A veces deslizaba algo aquí y allá, pero no era sincero al respecto. Apo se preguntaba qué tan terrible debió ser su vida para querer protegerlo a toda costa de ello.

Dos largas horas después de persuasión y metódica planificación, Mile lo estaba besando. Hacía tiempo que Tong se había retirado y ellos se quedaron conversando en la sala. Mile se había mostrado ansioso e inquieto en la última semana. Como si tuviera temor de algo, pero como siempre, no habló de ello con Apo.

Mile tiró con fuerza de su labio interior. La suave carne se estiró lentamente y Apo soltó un gruñido exasperado. Habían tenido más sexo en la última semana que en los meses que llevaban juntos. A veces no podía seguirle el ritmo, Mile era demasiado...intenso. Con sus palabras, sus caricias, sus besos, tenían a Apo completamente mareado y abrumado por las sensaciones en cada encuentro que se volvía más brutal que el anterior.

Mile empujó su lengua nuevamente en la boca de Apo y le dio un firme apretón a su polla. Apo gimió y tiró con fuerza del cabello de Mile.

—Espera...—Apo habló entre jadeos mientras Mile le chupaba el cuello—

Dios de la guerra // MileApo +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora