Capítulo C U A T R O

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Bueno, llevo un rato en la fiesta y estoy maravillada con la decoración.

Está de ambiente soñador, vamos.

Hay corazones blancos y rojos colgando del techo de la sala —que es el espacio central de la fiesta— y rosas de papel de esos mismos colores decorando las paredes. En la barandilla de las escaleras que dan al primer piso de la casa cuelgan luces de navidad, así como en varios puntos estratégicos como mesitas y sillones.

Esto se ve muy elaborado como para ser preparado por chicos de secundaria, pero recuerdo que las fiestas donde son anfitriones los hermanos Henson siempre son espectaculares. Ross mencionó que la mamá de ellos es algo así como diseñadora de espacios y organizadora de eventos así que aportó mucho.

Hablando de eso, hace un rato que Ross se fue a bailar con James Henson, chico de nuestro curso y, el enamorado de Ross aunque ella no lo admita. Keith andaba con su novio, pero a él lo veo muy tranquilo conversando con sus amigos y no veo rastro de mi mejor amiga, lo cual me está poniendo de los nervios.

Sin embargo, no me he podido apartar de los sillones donde esta un grupo de compañeros de mi curso. Uno de ellos, Raner, ha estado muy atento conmigo en toda la velada. Los dos hemos estudiamos juntos desde la primaria, no somos amigos del alma pero siempre nos hemos llevamos bien.

Bebo un sorbo de mi bebida mientras observo divertida como han comenzado a bromear entre todos. Mi vista se desvía brevemente hacia alguien con quien no me he cruzado en toda la noche.

Nathan.

Da la casualidad que siempre que lo veo desde otro punto del lugar, Erika, su cita, está pegada a él.

Es su cita querida ¿Qué esperabas?

Por alguna razón, esta vez me afecta más que las otras ocasiones donde lo veo con alguna chica. Quizás sea el hecho de que me reprocho a mi misma no haberlo invitado antes que ella.

— ¿Bailas?

Parpadeo un par de veces, fijando mi atención en Raner, viendo su mano extendida hacia mí.

—La verdad es que no —reacciono a su pregunta anterior, riendo un poco—. Me sale fatal, Raner.

—No tengo problema en enseñarte.

Lo pienso unos segundos en los que un brillo en sus ojos caramelo y su sonrisa radiante parecen garantizarme diversión. Termino aceptando su mano, dejándome guiar al centro de la sala que fue tomada como pista de baile.

Estoy un poco rígida con esto por los nervios de hacer el ridículo y él lo nota, así que me toma de las manos para moverlas hacia los lados, me hace dar una vuelta, luego él da otra y empieza a adentrarse más en el ritmo de la música haciendo pasos de baile que lo hacen lucirse y otros que me hacen reír.

La verdad es que Raner siempre ha sido buen bailarín.

—Y... —comienzo después de un rato, riendo un poco. Estamos tomados de las manos y balanceándonos de un lado a otro como si fuera un vals y no una música más movida—, de tantas chicas en la fiesta ¿Por qué yo fue tu elección para bailar?

—Hoy tuve la oportunidad y me anime. —Se encoje de hombros.

Lo miro sin entender y él me sonríe, negando con la cabeza al tiempo que pasa una mano por su cabello claro para apartarlo de su frente y me hace dar otra vuelta.

Cuando vuelvo a estar frente a él, estoy a punto de preguntar sobre lo que ha dicho pero, mis ojos se desvían a otro punto.

Nathan está tomado de la mano con Erika, quien parece guiarlo a alguna parte. Como si él sintiera mi mirada, sus ojos conectan con los míos por un momento antes de fijarse en la persona con la que bailo. Veo como su ceño va frunciéndose levemente, hasta que su cita lo jala haciendo que avance con ella. Por un breve instante nuestros ojos se cruzan nuevamente; luego desvía la mirada y se pierda entre las personas.

El Sentimiento de una CanciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora