Capítulo D I E C I N U E V E

10 6 1
                                    

He repetido la conversación entre Erika y Nate una y otra vez en mi cabeza durante todo el trayecto a la fiesta.

Erika lucia devastada y, a pesar de todo, podía simpatizar con ella. Ha sido amiga de Nate durante el mismo tiempo que yo, y ha estado enamorado el mismo tiempo, esperando que Nate le correspondiera. Quizás ha intentado todo para que él le diera una oportunidad, quizás por eso aceptó cosas en las que no estaba completamente de acuerdo solo para intentar que él la quisiera de otra forma.

Quizás... Nate si debió darle una oportunidad.

El auto se detiene frente a una gran casa de donde sale música vibrante y luces de colores hipnóticos. Mis amigas son las primera en bajar de la parte trasera, luego les sigo pero no con el mismo entusiasmo.

—Diviértanse, yo me voy a casa —les digo en cuanto me acerco.

Ellas me miras, preocupadas.

— ¿Pasó algo con Nate? —pregunta, Keith, en voz baja, echando miraditas por detrás de mí.

No me molesto en girarme.

—No. Bueno... —Niego con la cabeza, pensando en contarles todo después. Si les digo algo de lo que ha pasado ahora se empeñaran en acompañarme—. Solo estoy un poco cansada. Ustedes vayan.

— ¿Estás segura? —cuestiona Ross. Asiento en respuesta.

— ¿Qué sucede? —Nate llega por detrás de mí.

Keith es la que responde.

—Miley no se siente bien.

—Puedo llevarte a casa —dice, colocándose a mi lado. Trato de evitar su mirada.

—Iré andando. No es tan tarde. —Aunque al cielo solo le queda un abismo de la luz del sol—. Además, las chicas...

—Mi papá puede venir a recogernos, no hay problema —habla Ross, provocando que la mire.

Debe sospechar que no quiero volver a casa con Nate porque me devuelve la mirada, pidiéndome disculpas. Keith parece de acuerdo con ella, porque me dedica la misma mirada con algo más de preocupación.

—Si es un poco tarde para que regreses a casa andando tu sola, Miley —argumenta con suavidad.

Suspiro. Bien, tienen razón.

—Sobre mi cadáver iba a irse andando. Vamos. —Nate hace una seña con la cabeza para que suba al auto—. Nos vemos chicas, diviértanse y tengan cuidado.

Ellas se despiden de Nate sin mucho entusiasmo y me dedican una última mirada antes de que las despida con un leve movimiento de mi mano.

Me subo al auto, abrochándome el cinturón sin dedicarle una sola mirada a Nathan. Me mantengo parte de trayecto con la vista en la ventanilla, pensando.

¿Me sentiría bien si Nate hubiera correspondido los sentimientos de Erika? Claro que no, no puedo engañarme. Era una tortura cuando pensaba que andaban juntos durante estos años. Pero yo no tenía oportunidad con Nate. Es mayor que yo, es mi vecino, nuestras familias están relacionadas y siempre me ha visto como su amiga.

Mi suspiro empaña el vidrio de la ventanilla. No puedo sacarme la mirada cristalina de Erika de la cabeza.

Quizás así luce que te rompan el corazón.

— ¿Que tienes? Podemos pasar a una farmacia de camino.

—Estoy bien, solo me encuentro cansada.

— ¿Qué sucede?

—Nada ¿Qué tendría que suceder? —Mi voz sale mucho más dura de lo pretendía.

El suspiro de Nate es audible.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 29 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El Sentimiento de una CanciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora