—Entonces ¿Cuándo publican la presentación oficial de la competencia? —curiosea Nate mientras caminamos por las calles de la urbanización donde vivimos.
Nos dirigimos a casa de su abuela ya que el día que me llevo a conocer a Angus Legend — ¡Conocí a Angus Legend! Aun no lo creo— no nos dio tiempo de ir a visitarla. Luego tuve que tomarme unos días para prepararme para la competición, así que pospusimos la visita hasta hoy.
—Aun no lo sé, pero... —Suelto quizás mi cuarto gritito entusiasta en el camino y una sonrisa amenaza con dividir mi cara en dos—. Todo fue realmente increíble, Nate. Estaba muy nerviosa, de verdad muy nerviosa, pero la adrenalina que estuvo conmigo al cantar lo opacó completamente. Es algo nuevo y... si, tenía mis dudas. De hecho, aun las tengo —suelto un suspiro—, pero Andrea me hizo saber que lo hice muy bien y que, si quiero dedicarme a la música, sería bueno probar este tipo de experiencias.
Cuando me giro hacia Nate con una sonrisa nerviosa, sus ojos están en mis manos. Que no era consciente que estaba estrujando entre sí.
Veo como reprime una sonrisa y luego guía una de sus manos hacia las mías. Las desenreda y se queda solo con una, sosteniéndola entre carisias. Como si quisiera decirme que todo está bien y calmar mis nervios.
Lo que no sabe, es que eso solo logra que me altere más. Mantengo mis ojos en nuestras manos unidas, tratando de retener la sensación cálida de su toque y lo bien que se siente estar de esa forma.
—Todos vemos en ti un futuro brillante, mariposa. Pero Andrea tiene razón, debes prepararte para él.
Desvío mis ojos de nuestras manos hacia él. Los rayos de sol de la tarde se reflejan en el azul de sus ojos mientras me mira, dedicándome una pequeña sonrisa.
De mis favoritas.
Siento el calor en mis mejillas, no puedo evitar el sonrojo. No desvió la mirada, como normalmente haría. Sino que le devuelvo la sonrisa, haciendo que la suya crezca un poco más antes de volver la vista al frente.
Una pequeña desilusión pincha en mi pecho cuando aleja su mano de la mía, pero aparto la sensación mientras seguimos caminando.
— ¡Oh! —Llamo su atención para restablecer la conversación. Aunque estamos a poco de llegar a donde la abuela Hera—. Conocí a una chica súper agradable. Se llama Armida. —Sonrió, recordándola—. Es muy divertida, les coloca papeles clichés de reality shows a los participantes. Es gracioso y a la vez sorprendente porque acierta con la mayoría de las personalidades y le busca un giro dramático a todo.
—A ver, me imagino que tú serias la chica que no espera grandes cosas pero está ahí porque siente pasión por la música —expone cuando abandonamos a acera y avanzamos entre el pequeño, pero bien cuidado, jardín delantero de la abuela.
—No puedo ser tan obvia —reclamo, frunciendo el entrecejo.
Subimos el pequeño tramo de escaleras hasta la puerta principal. Nate me mira con expresión divertida.
Bien, quizás lo sea.
Nate llama a la puerta
—Ok —acepto, antes de señalarle con un dedo—. Tú lo sabes porque me conoces, pero Armida dijo casi lo mismo.
Soltó una leve risa.
—Debe ser una persona muy observadora —opinó y luego torció un poco las labios, pensativo—. ¿Sabes? Sería muy entretenido si fuera un reality show de verdad.
—Uh, no —Negué. Nate volvió a llamar a la puerta—. La idea de miles de personas sabiendo lo que hago es peor que solo una competencia. Además de que todo se vuelve un drama.
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El Sentimiento de una Canción
Teen FictionAmorosa, alegre y tímida; Divertido, encantador y con una bella sonrisa. Ella supo desde el comienzo, Que su mundo fue otro desde que lo en ese momento. Ese momento donde las sensaciones fueron nuevas, Donde los latidos de su corazón fueron más. Y a...